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viernes, 18 de diciembre de 2015

La catalanización del Reino de Valencia

No se me olvida que la denominación oficial, a la que se llegó por consenso, es Comunidad Valenciana, pero a la vista de que otros se empeñan en emplear un término absurdo y que jamás se bajarán del burro (les corresponde la segunda parte del dicho 'más vale errar que ser herrado'), opto por usar el nombre correcto, que es Reino de Valencia.
Lo segundo es que los catalanistas que mandan ahora en el ayuntamiento y en la Generalidad van aireando las trapazas de quienes les precedieron, como si ello les legitimara a actuar de cualquier modo. Es como si dijeran: hemos quitado a los malos y ahora estamos los buenos. Pero lo de que son buenos lo piensan ellos, todavía lo han de demostrar y yo diría que es imposible que lo consigan.
De momento, demuestran poco respeto por los ciudadanos. Lo llenan todo de carteles en catalán, con lo cual no me entero de nada. Como si en el Reino de Valencia no se hubiera hablado nunca en español.
Voy por la calle y todas las notas publicitarias del ayuntamiento en el mobiliario urbano están en catalán. Para mí, como si estuvieran en blanco. Voy al ambulatorio y todos los paneles indicadores están en catalán. ¿Cómo puedo saber yo en estas condiciones a qué planta tengo que ir?
Estos tipos toman la lengua no como un vehículo de comunicación entre las personas, sino como un arma de guerra. Una obligación que imponer. En democracia, los políticos son servidores de los ciudadanos, pero como la española es una democracia imperfecta nos dicen lo que hemos de hacer: ¡Usted tiene que aprender catalán por narices! Pues no. Ni por narices, ni por nada. Yo elijo mis prioridades y la catalana no es una de las lenguas que más me interesan.
Por cierto, yo no tengo la culpa de lo que hicieron los de antes, porque no los voté. Tampoco tengo la culpa de las cacicadas de los de ahora.

martes, 17 de diciembre de 2013

El Valencia C.F. y el sentimiento

Esto de los sentimientos es un chollo que algunos saben utilizar en beneficio propio. No son pocos los que se han hecho ricos utilizando los sentimientos de los demás.
Lo cierto es que los sentimientos no deberían contar fuera de su ámbito natural, pero ¿qué sería el fútbol sin los sentimientos? ¿Qué serían tantas cosas sin los sentimientos? La gente necesita desahogarse, necesita creerse cosas, necesita 'sentir', en suma.
Hay muchas cosas por las que merece la pena 'sentir', pero no todas pueden fascinar del mismo modo que el fútbol. Y ese es el problema. La gente necesita 'sentir', pero que se note que siente. Y ahí es en donde entran en juego los caraduras. Proporcionan a las gentes cosas por las que 'sentir', y así les sacan los dineros y ellos se ponen las botas.
En el caso del fútbol, en la ciudad de Valencia, hay un club que, si se actuara racionalmente, tendría que ser liquidado. Su gestión hasta el momento ha sido fatal y como consecuencia está endeudado hasta las cachas. He aquí pues que se pone en marcha, es decir, a marchas forzadas, lo del sentimiento, y nos toca pagarlo entre todos.
Ni el ayuntamiento de Valencia, ni la Generalidad, deberían prestarse a tales juegos. Manejan dinero de los impuestos. Dinero público. Ah, pero contra los sentimientos no se puede. Hay familias que lo han perdido todo. Hay dependientes que se han quedado sin ayuda. Hay cosas perentorias para atender. Y no hay dinero. La crisis se lo ha llevado todo. La crisis, no fulano, mengano y zutano. Ahora bien, el fútbol es un sentimiento y los hay que exigen que se gaste dinero público para salvar al Valencia C.F. Quizá quienes lo exigen sean los mismos que vendieron sus acciones a Paco Roig, para ganar unos euros. Eso de los sentimientos tiene miga.

viernes, 15 de noviembre de 2013

Lo de Urdangarín se veía venir

En el año 1997, Iñaki Urdangarín pagó al ayuntamiento de Barcelona las más de cuatrocientas mil pesetas que le debía, por una gran cantidad de multas e impuestos.
No pagaba las multas, no pagaba los impuestos de circulación de su coche y su moto, y tampoco pagaba el Impuesto de Bienes Inmuebles. Finalmente, saldó las deudas que tenía en aquel momento porque alguien, bajo el nombre Comisión Anticorrupción, presentó una denuncia; no porque el ayuntamiento se empeñara en cobrar.
Varios diarios dieron cuenta del asunto. Meses más tarde salió publicada la noticia de que un funcionario de las oficinas municipales de Les Corts había sido despedido, porque fue desde su ordenador que se accedió a los datos de Urdangarín, se hicieron copias y se repartieron por cuenta de la tal Comisión Anticorrupción.
Hubo celo para encontrar al autor de la filtración y se llegó hasta el presunto culpable. Y es presunto porque se sabe que el ordenador desde el que se accedió a los datos era el suyo pero no está probado que fuera él, porque lo habitual en ese centro de trabajo es que todos conocieran las contraseñas de los demás. No obstante se le despidió mediante un decreto del alcalde ratificado por el pleno municipal.
No se intentó descubrir a quien filtró los datos bancarios del juez Marino Barbero, dicho esto como curiosidad paralela al caso.
Con Urdangarín no hubo ningún celo. A pesar de que estos antecedentes aconsejaban vigilarlo de cerca, no se le ha controlado ni de lejos.
Y ahora salen en tropel una serie de estupideces referidas a su persona, con lo que se demuestra, desde el principio hasta el final, que pensar que todos somos iguales ante la ley es propio depuesto ingenuos. Ante la ley y ante la prensa, puesto que, a pesar de que tenía motivos para estar alerta, fue silenciando todas esas noticias que ahora da de golpe, como si fueran sorprendentes para los directivos de los medios que las dan.
A Urdangarín se le hizo creer que gozaba de impunidad, y el chico, que ya se ve el talento que tiene, se lo creyó.

viernes, 18 de enero de 2013

Los líos del Valencia CF

Desde hace tiempo, no sigo el fútbol, ni me interesa. En realidad, no me interesa ninguna cosa en la que veo que quienes la manejan no juegan limpio conmigo. En el fútbol hay demasiado dinero en juego.
El presidente de la Fundación que tiene las acciones del Valencia CF, o la mayoría de las acciones, dice que no puede pagar a Bankia y va a dimitir. Y ahí entramos en juego los ciudadanos. Por parte de Bankia, en donde hemos de poner millones, y por parte de la Fundación, porque está avalada por la Generalidad. O sea, que los ciudadanos hemos de pagar, nos pongamos como nos pongamos. No importa que no haya dinero para la Sanidad, ni para muchas cosas urgentes y necesarias. No hay nada más urgente ni necesario que pagar las deudas de los clubes de fútbol.
Tenemos una clase política que nos hipoteca a todos, porque tiene capacidad legal para hacerlo, y esto sí que me preocupa. Por un lado, la Generalidad Valenciana avaló a la Fundación, y ahora los ciudadanos nos hemos de hacer cargo de los casi cien millones que debe ésta; Bancaja, que también estaba mangoneada por la Generalidad concedió el préstamo que ahora no puede cobrar Bankia. Y el ayuntamiento hizo una concesión al Valencia CF muy ventajosa para el club y onerosa para los ciudadanos.
Los presidentes de los clubes de fútbol son unos manirrotos con el dinero ajeno. Esto es un hecho contrastado a través de los tiempos. Los presidentes de los clubes de fútbol, al igual que los políticos nacionalistas, se aprovechan de que es un asunto que incide más en los sentimientos que en la razón.
Un forofo del fútbol quiere a su club aunque sus dirigentes tiren su dinero por la alcantarilla, y a lo mejor lo de la alcantarilla no es cierto, pero sí que desaparece el dinero.
Y aquí estamos los ciudadanos, forofos o no, teniendo que hacer frente a un despilfarro originado por una causa banal. Y nadie irá a la cárcel por ello.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Acusan a Paco Roig de haber ganado 6000 millones

Fue Manuel Llorente, el actual presidente del Valencia Club de Fútbol, quien lo hizo. Pero es que anteriormente el propio Paco Roig lo había acusado a él de tener un sueldo escandalosamente alto y de llevarse comisiones en las operaciones de compraventa de jugadores.
Todo eso debería darme igual puesto que hace mucho tiempo que no veo ningún partido de fútbol ni siquiera por televisión. Pero no me da lo mismo porque todo lo que tiene que ver con ese club afecta de manera forzosa a los valencianos.
Las acusaciones cruzadas entre ambos personajes, que tan importantes son, o han sido, en la historia del Valencia C.F., dan a entender que puede haber algo turbio en los entresijos del club, y, no obstante, el ayuntamiento de Valencia le ha recalificado terrenos y le ha cedido un solar que estaba destinado a otro uso.
Pero es que, además de irregular actuación del ayuntamiento en este caso, hay que contar también con la de las entidades financieras valencianas. Éstas son, teóricamente, entidades privadas, y pueden hacer de su capa un sayo, si lo desean. Pero ocurre que estas entidades estaban a las órdenes de los políticos, lo cual cambia las cosas. Además, han sido intervenidas, es decir, están siendo saneadas con dinero público.
Concretamente, el Valencia C.F., debe tal cantidad de millones a Bankia que no parece probable que los pueda pagar jamás. ¿Se atreverá Bankia a ejecutar la hipoteca, o las hipotecas que pueda tener con este club? ¿Y qué hará en este caso con un campo de fútbol a medio construir y con otro campo de fútbol, cuya una de sus alas ocupa de forma ilegal suelo público?
Lo correcto sería que se efectuase una auditoría en el club y se depurasen hasta las últimas consecuencias todas las responsabilidades que se encontraran. Lo decente, en otros ámbitos, sería que tanto el ayuntamiento como Bankia, explicasen su proceder en este asunto.

viernes, 10 de agosto de 2012

Un Secretario de ayuntamiento

Las apariencias engañan y lo que a simple vista puede verse de un modo, si se acerca la lupa, puede resultar muy diferente de que lo fue nuestra primera impresión.
Si se piensa en el alcalde de un pueblo y el Secretario de ese ayuntamiento, una primera mirada daría a entender que puesto que el alcalde ha sido elegido por los ciudadanos, al ir incluido en una lista, y el Secretario haber conseguido el cargo por oposición, es el primero el amigo de los ciudadanos, y el segundo el defensor de unos intereses que no se entienden muy bien y que con mucha frecuencia chocan con los del pueblo.
La realidad es otra, sin embargo. Un alcalde puede llegar a serlo mediante la demagogia y luego puede utilizar los votos conseguidos en contra de quienes se los han otorgado. Esto no es ninguna suposición teórica. No hay más que ver la cantidad de ayuntamientos quebrados, quizá de por vida, para comprenderlo. Los alcaldes que han llevado a sus ayuntamientos a esta situación han abusado de la confianza de sus vecinos.
Un Secretario de ayuntamiento no se presenta a unas elecciones, sin embargo supera unas oposiciones. Estas oposiciones están estatuidas por la sociedad y con ellas se pretende constatar que el aspirante tiene los conocimientos requeridos. Su función, o una de sus funciones, consiste en garantizar que los actos del consistorio se ajustan a la ley. Por tanto, el Secretario, sea buena o mala persona, no tiene más remedio que defender a los ciudadanos, porque no depende de caer o no caer bien a nadie, sino de un reglamento estricto.
Los ciudadanos de cualquier pueblo o ciudad deberían ver en el Secretario un aliado. Y siempre que hubiera una discrepancia entre él y el alcalde, salvo raras excepciones, deberían estar de parte suya. Los ayuntamientos que están en quiebra lo están a pesar de los Secretarios.

'La amante imperfecta'
'De Laura y otras muertes'
'Hasta los cuervos picotean las cerezas'
'La energía después de Fukushima'
'Limones dulces'
'Ocurrió en Valencia'
'Los invitados de la princesa'
'La vida y la poesía de Gustavo Adolfo Bécquer contada a los niños'



martes, 13 de septiembre de 2011

Rita se encabrita

Se trata, lógicamente, de Rita Barberá. Venía apoyando incondicionalmente a Francisco Camps, que ha dejado totalmente endeudada a la Comunidad Valencia, a pesar de que Manuel Pizarro, en aquel debate con Pedro Solbes, avisó de lo que venía, y  sin tener en cuenta tampoco la camaradería demostrada con algún cabecilla del Gürtel.
Pero puede que aquel apoyo no fuera tan desinteresado como se pudiera pensar. Camps era incapaz de negarle algo a Barberá y ahora han cambiado las tornas. Pero antes que ella fue Alfonso Rus (que no tiene cojones para poner el cuadro de Felipe V en posición correcta) quien mostró su enojo con la dirección del PP. Son representantes de los ciudadanos, cobran su sueldo de los ciudadanos, pero lo que defienden es su parcela de poder.
Valencia creció mucho bajo el mandato de Rita Barberá, aunque buena parte del mérito de ese crecimiento cabe atribuírsela a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, planificada por el anterior gobierno regional socialista, aunque llevada a cabo en su mayor parte por el del Partido Popular. Puede admitirse, si sus admiradores se empeñan, que la primera parte de su mandato fue espectacular, pero en la actualidad lo que domina es la espesura. Mantiene el mismo equipo de concejales, a los que defiende contra viento y marea, tanto si tienen problemas con la justicia, como si hacen alguna burrada. No ha trascendido que sea una apasionada de la lectura, ni tampoco se le ve que ponga mucho énfasis en la cultura. Digamos que lo que le va es lo grande y lo costoso. Le van los grandes proyectos, los grandes campos de fútbol, los grandes y numerosos puentes. Y floridos. Le van los puentes con flores, eso es indudable. Digamos que ella, más que interés por los valencianos pobres (que de todos modos ya tienen a la Virgen de los Desamparados), sueña con una Valencia grandiosa y un altar en el que se le acomode. De ahí, el estado de las finanzas del ayuntamiento.

'El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde'
'Alrededor del deseo'
'Cuentos neuróticos'
'Alfonso X el Sabio'
'¿Cuándo y cómo acabará la crisis?'
'El psicólogo en casa'
'La huella del hereje'
'Quién mató al ayatolá Kanuni'


jueves, 18 de septiembre de 2008

Acierta el ayuntamiento de Valencia

Según publica el diario Las Provincias, el ayuntamiento de Valencia limitará la velocidad máxima por las calles de la ciudad a 30 km/h. Comenzará por el barrio del Carmen, para que en el plazo de dos años esta limitación se extienda a toda la ciudad. Esta es una de esas medidas ineludibles e inaplazables que no se suelen tomar por lo impopulares que resultan.
Todo el mundo, o casi todo, está de acuerdo en que la humanidad contamina mucho más de lo necesario. No se puede determinar con exactitud si es eso lo que produce el cambio climático, o si éste hubiera tenido lugar de todos modos; dejando aparte que ni siquiera se sabe si hay cambio climático o no. Lo cierto es que podemos reducir drásticamente la contaminación que producimos.
Siendo coincidentes casi todos en lo que antecede, lo difícil es poner manos a la obra, siempre hay una excusa para coger el automóvil o resulta agradable poner el aire acondicionado, aunque la temperatura sea suave. De modo que hay que dar ese pequeño empujón al personal, para convencerlo definitivamente.
Las calles de las ciudades antiguas, como es el caso de Valencia, están hechas para el paseo tranquilo y la contemplación de fachadas y monumentos. Sin embargo, eso no es posible en nuestros días, porque al gran número de obstáculos que hay, en forma de postes, anuncios, motos aparcadas y demás, hay que añadir a los ciclistas que circulan por ellas, en su mayor parte desvergonzados y peligrosos. Cada día son más las cartas al director en muchos diarios de España las que se publican protestando por la invasión ciclista de las aceras.
Según tengo noticia, quizá esté equivocado, fue Pasqual Maragall quien, tras verlo en alguna ciudad extranjera, llevó el carril bici a Barcelona y fue imitado de inmediato en varias ciudades españolas, entre ellas Valencia, gobernada entonces por el PSPV. Aquellos socialistas valencianos copiaban todo lo que hacían sus mentores catalanes. El carril bici es un invento caro y cobarde, puesto que no encara el problema adecuadamente, con lo que confunde a todos. Los automovilistas piensan que la calzada es suya y pierden respeto a los ciclistas. Éstos optan por tomar definitivamente las aceras, quedando los viandantes en total indefensión ante ellos. Y algunos toman el carril bici como un tramo más de la acera.
Con la limitación de velocidad que anuncia el ayuntamiento valenciano las cosas se vuelven más lógicas. Las bicicletas bajarán a la calzada, se supone que los automóviles tendrán que guardar las distancias y es de esperar que esta medida se complete con la mejora de los transportes públicos.

lunes, 14 de julio de 2008

Se equivoca el ayuntamiento de Valencia

Pendiente de los grandes eventos, de las recalificaciones que favorecen a clubes de fútbol y de llamar Marxalenes a Marchalenes (lean, lean los blogs de Las Provincias), el ayuntamiento de Valencia no ha caído en la cuenta de que la ordenanza municipal que prohíbe exponer el género en la calle no hace sino quitar alegría a los viandantes.
Quizá venga a cuento explicar que las calles de una ciudad tan grande como Lima están totalmente limpias. ¿Qué pensarán los limeños que han venido a vivir a Valencia? El ayuntamiento pretende limpiar las calles, pero del género vegetal que exponen los comercios del ramo. Lo explica bien María José Pou, en
Las Provincias. Pero conviene añadir que las aceras de Valencia están cada día más llenas de ciclistas. Y que la inmensa mayoría de ellos no respeta a quienes se desplazan caminando. Que ayer mismo vi cómo un coche de la policía se saltaba un semáforo que acababa de ponerse en verde para los peatones, habiendo gente esperando para cruzar, mientras el coche que circulaba paralelamente al citado sí que paró. Que alguna vez he visto a un tranvía saltarse un semáforo y que en el caso de los autobuses municipales más vale no hablar. Los vehículos oficiales deberían ser los que más respetaran las normas. Sin embargo, habiendo tanta relajación en tantas cosas, el ayuntamiento se muestra duro en otras.
Las verduras y las frutas son fuente de salud. El hecho de que se muestren en las calles no hace sino fomentar su consumo. Pero es que, además, sirven de adorno y envuelven con sus aromas a quienes pasan por sus cercanías. Embellecen la ciudad y también sirven como recordatorio de la huerta de Valencia, que fue la mejor de Europa. Quienes regentan esos comercios son, en buen número, extranjeros, pero los productos que venden se cultivan, o se cultivaron en tiempos pasados, en nuestra huerta, ésa que da sentido al Tribunal de las Aguas. Mantener esos escaparates en las calles quizá ayude a que perdure un poco más.

miércoles, 25 de junio de 2008

El ayuntamiento de Valencia en la prensa de hoy

En la edición de hoy del diario Las Provincias figura una carta al director, firmada por Jaime Soler, en la que protesta de que las bicicletas circulen por las aceras con total permisividad por parte del ayuntamiento. Cuenta que una bicicleta que circulaba a gran velocidad por la acera de Botánico Cabanilles mandó al hospital a la hija de un conocido suyo. No me extraña, a mí ya me han atropellado dos veces, encima de la acera, aunque afortunadamente no me han mandado al hospital. Los ciclistas circulan a toda velocidad por las aceras de Valencia, a la vista de los guardias, y casi siempre pretenden que sean los peatones quienes se aparten. En cambio, el ayuntamiento impide que los niños, con sus mini bicis, pedaleen en los parques. Hay muchos sitios en Valencia en los que los niños pueden disfrutar de sus bicicletas, pero, desde luego en los parques es imposible. Aparecen de pronto, en cuanto un niño pretende dar dos pedaladas, los guardias del parque de Marchalenes, al que el ayuntamiento se empeña en llamar Marxalenes. El concejal Alfonso Grau dijo que algunos creen ver reminiscencias de la palabra marjal en la denominación del barrio en el que está enclavado ese parque. Pues que lea el concejal, si es que le interesa Valencia, los blogs del citado diario Las Provincias y se enterará de cuáles son esas “reminiscencias”.
La otra noticia del día tiene que ver con la deuda del ayuntamiento, que
crece sin cesar y ya es el segundo de España por este concepto. Bien es cierto que Madrid y Barcelona gozan de un régimen especial, del que ha quedado fuera Valencia. Pero, por otra parte, antes de las pasadas elecciones, la alcaldesa mandó una carta a los valencianos en la que, otras cosas, presumía del rigor presupuestario. Esto del rigor queda muy bonito, pero a lo mejor también sirve para que los pobres que planean pedir ayudas no se hagan ilusiones o para justificarse ante ellos. Pero el importe de la deuda más que al rigor presupuestario remite a pensar en algún tipo de megalomanía.

sábado, 31 de mayo de 2008

El ValenciaCF, SAD no ha pagado al Ayuntamiento

El Mestalla se le había quedado pequeño al Valencia Club de Fútbol, SAD, por lo que decidió ampliarlo. Si no recuerdo mal, la rapidez con que el ayuntamiento concedió la licencia de obras causó extrañeza. Los vecinos decidieron pleitear y como consecuencia la ampliación ha sido declarada ilegal y hay que derruirla. El concejal implicado dijo que antes de que cumpliera el plazo dado por los tribunales para demoler la parte ampliada ya estaría construido el nuevo estadio. En este punto quisiera apuntar que si yo viviera en la zona preferiría el campo ampliado ilegalmente al solar recalificado, en el que van a construirse varios edificios.
El lugar en el que se está construyendo el estadio nuevo es un solar que estaba destinado para otro uso y que el ayuntamiento ha recalificado para beneficiar a este club de fútbol. Incluso se va a permitir que se construya un hotel, para que el negocio sea mayor. El club de fútbol no es propiedad del ayuntamiento sino de unos señores que en cualquier momento lo pueden vender. El comprador puede ser de cualquier lugar del mundo y lo raro es que ningún grupo catalanista haya intentado comprarlo aún, o por lo menos no ha traslucido este detalle.
El comportamiento de los propietarios del club de fútbol es digno de estudio. Destituyeron a un entrenador y contrataron a otro para que impusiera disciplina en la plantilla. Al menos, eso se desprende de sus primeras actuaciones. Y de ahí se desprende también que la directiva no es capaz de poner orden por sí misma. El club comenzó a perder partidos, lo que pudo ser debido a que los jugadores bajaran aposta su rendimiento. Este nuevo entrenador fue destituido también y el club volvió a ganar. De donde se deduce que la directiva no tiene el control del club, puesto que los jugadores han ganado todos los pulsos.
Las destituciones de jugadores y los fichajes y los etcéteras cuestan mucho dinero. ¿Por qué el ayuntamiento de Valencia tiene que favorecer a un club que funciona de modo tan errático? Dos barrios y la ciudad entera han sido desfigurados por este motivo. Y para rematar la cuestión, resulta que el club todavía no ha pagado al ayuntamiento el solar en el que está construyendo el campo y han muerto cuatro obreros en accidente laboral.
El ayuntamiento de Valencia tiene paralizados algunos trabajos, como el de las excavaciones arqueológicas de la calle Ruaya por falta de presupuesto.

domingo, 11 de mayo de 2008

Corrupción policial en Coslada

Cualquiera puede entender a la primera y sin necesidad de más explicaciones que un alcalde debe saber lo que ocurre en su pueblo, sea cual sea su tamaño. Ocurre además que no está solo en ese menester de averiguar las cosas que pasan, puesto que tiene un equipo de concejales y colaboradores y además cuenta con la oposición, que también tiene la obligación de saber lo que sucede, para intentar rectificar lo que no funciona correctamente.
La trama que se ha descubierto en Coslada debería haber avergonzado de tal modo al consistorio que habría de haber dimitido en pleno. No obstante, con una desvergüenza infantil, los concejales y el alcalde afirman que desconocían el modo de actuar de esta banda policial. Ello ya les califica como inútiles para sus puestos; pero es que los vecinos afirman que llevan años denunciando las cosas y los concejales se defienden de esta acusación explicando que los denunciantes no hacían sus denuncias de modo formal, o sea, ante el juez. Indigna que sean capaces de afirmar esto. Aunque nadie hubiera denunciado nada, el ayuntamiento debería tener mecanismos y controles que aseguraran que estas cosas no pudieran ocurrir. Ha fracasado todo el ayuntamiento.
La lucha por el poder es tan evidente, tan sin disimulo, tan despreciativa del interés ciudadano, que propicia que ocurran estas catástrofes. Con tal de no perder el voto de un aliado, o posible futuro aliado, los partidos son capaces de hacer la vista gorda incluso a lo que sucede ante sus propios ojos.
La democracia es el menos malo de los sistemas políticos, de modo que los vecinos, en lugar de correr a gorrazos a los concejales, podrían volver a votarlos. La democracia de un lugar es todo lo perfecta que son sus ciudadanos. Pero es que las responsabilidades tampoco acaban en los pueblos. Los partidos tienen direcciones superiores que deben tomar decisiones. En este caso, si los implicados no dimitieron motu proprio, como así fue, debieron ser destituidos fulminantemente.
El modo en que se toma las cosas la clase política, en general, debería llenar de preocupación a los ciudadanos.

sábado, 22 de marzo de 2008

El ayuntamiento de Valencia en su laberinto

Andan metidos en pleitos los señoritos de la Copa América y con ello trastocan los planes de la ciudad. Se supone que a la alcaldesa y a los concejales no les llega la camisa al cuerpo, toda vez que han tratado este asunto con inusitada alegría. A los ciudadanos nos toca preguntarnos si todo este lío nos cuesta algún dinero, amén de modificar toda la programación de la ciudad. Es decir, convendría que los contribuyentes valencianos supiéramos si de algún modo estamos pagando los gastos que conllevan todos esos juicios.
Hay dos valencianos, Guillermo Caballero Martínez y Julio Antonio Casino Ibáñez, jubilados ambos, que primero uno y luego el otro y cada uno de ellos a solas, se enfrentaron con un atracador que iba armado con una enorme navaja, con el objetivo de defender el primero al rehén y el segundo al rehén y al primer defensor. Ambos contaron para su acción con una silla y el factor sorpresa, puesto que el atracador en ningún caso se esperaba esas reacciones. Del análisis de los hechos resulta que el atracador no mató a nadie porque era un profesional y en ningún momento se sintió en verdadero peligro. Finalmente, optó por huir. He pedido un premio para los dos héroes al ayuntamiento de Valencia y mediante este artículo lo vuelvo a pedir.
Al ayuntamiento de Valencia le cunden más otras cosas. Unos ricos se meten a directivos de fútbol, derrochan el dinero y luego piden ayuda al ayuntamiento. Alfonso Grau, que cree que lo mismo da Marchalenes que Marxalenes, los higos que las esponjas, y que al trabajo concienzudo para averiguar la procedencia del término Marchalenes le llama “ver reminiscencias”, ni corto ni perezoso recalifica Mestalla y cambia el uso de un solar municipal, para que el club de fútbol edifique allí el nuevo campo. Toda Valencia echada a perder.
Todo parece indicar que al ayuntamiento de Valencia le va lo grandioso, aunque a veces esa grandiosidad sólo sea aparente y al final nos cuesta más la torta que el pan. Se interesa menos por la gente humilde, aunque los gestos de algunos humildes estén fuera del alcance de la inmensa mayoría, incluidos los ricos.

miércoles, 7 de marzo de 2007

Ribarroja

Quizá sea correcto que los partidos políticos reciban donaciones de particulares y lo seguro es que resulta inevitable que suceda así. Pero lo que no debería ocurrir de ningún modo es que se hicieran donaciones a los ayuntamientos. Éstos representan a toda la ciudadanía y, por tanto, debe preservarse concienzudamente su dignidad. Los ciudadanos pagan sus impuestos y no tienen el porqué deber favores a nadie. Los ayuntamientos deben ajustar sus presupuestos de modo que sus ciudadanos sepan que la ciudad que disfrutan, o padecen, es fruto de su esfuerzo y no de otra cosa. Sin embargo, según informa el diario El País, el ayuntamiento de Ribarroja aprobó el presupuesto para este año, contando con que la mitad proceda de donaciones de los constructores. Me parece un grave error, puesto que aunque fuera verdad nadie puede creer que esos donativos sean gratuitos. Y en el caso de que lo sean, tampoco, como he dicho antes, los ciudadanos tienen el porqué sentirse en deuda con nadie. Por otro lado, quienes dan el dinero al final resultan ser los compradores de los pisos, a los que nadie va a agradecer nada. El asunto de los regalos de los constructores se vuelve más feo a la vista del documento que publica Las Provincias, que es una carta de un promotor, que lleva el sello del registro de entrada del ayuntamiento, en el que el primero ofrece 120 350 euros, una importante cantidad de ellos era para la caja. Si algún ciudadano quisiera beneficiar altruistamente a su ciudad, podría hacer el donativo directamente al asilo, si lo hay, a la banda de música o a la biblioteca, sin que el ayuntamiento tuviera que intervenir para nada. Pero se conoce que quienes piensan que todo lo que se puede hacer es correcto, o ético, son quienes llegan a los puestos de mando. Con estos métodos los ayuntamientos pueden tener más dinero, pero si sus responsables no han sabido cuidar las apariencias, también es presumible que descuiden el resto.