Conviene
refrescar la memoria a los olvidadizos. La AVL, que tan cara, en
términos económicos, nos cuesta a los valencianos, fue una de las
exigencias que el racista Jordi Pujol le hizo a José María Aznar,
para apoyarle en su pretensión de acceder al gobierno de España.
Conviene
hacer un inciso para recordar que ahora estamos como estamos en
España, pero que para llegar a esto Felipe González y José María
Aznar han tenido que ir facilitando el camino a los nacionalistas, y
que lo del incompetente Zapatero ha sido de matrícula de honor en
este campo.
Fue
cuando Aznar soltó aquella ridiculez de que él hablaba catalán en
la intimidad. No sólo eso, sino que enseguida ordenó a sus
subordinados valencianos que se apresurasen a encontrar una fórmula
que sirviese para complacer a ese catalán pequeño en tamaño, pero
con gran capacidad para provocar catástrofes. Y nació la AVL, y los
engominados peperos que participaron en la gestación del engendro,
en lugar de avergonzarse, presumen de ello. El Muy Incompetente
Camps, que ha dejado al Reino de Valencia en situación de penuria,
completó la animalada al incluir a la AVL en un nuevo Estatuto que
nadie le pidió. Fue uno de sus caprichos.
Los
lingüistas pueden averiguar el origen de las lenguas, pero hay que
convenir en que si se les paga bien pueden situarlo en el punto
exacto en que se les ordene. Pero, ¿hacia dónde van las lenguas?
Pues hacia donde quieren sus dueños, que son los usuarios. En otras
palabras, los editores en lengua catalana pueden estar interesados en
incorporar a los habitantes del Reino de Valencia a sus posibles
lectores. Y los megalómanos imperialistas catalanes pueden necesitar
imperiosamente rapiñar todo lo valenciano. Pero no tienen ningún
derecho moral a imponer sus normas ortográficas o sintácticas al
idioma que hablan los valencianos.
Es
obvio, pues, que la AVL, que se nutre de los impuestos valencianos,
tiene como misión servir al imperialismo catalán. Por eso exige que
TV3 se vea en el Reino de Valencia, aunque no emplea la palabra
Reino, porque le escuece.
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