Algunos
partidos se oponen al aforamiento del primer rey de la democracia,
cosa que resulta incomprensible. Tampoco se entiende que el gobierno
no haya sido capaz de encontrar una fórmula que satisfaga a la
mayoría.
Sería
una vergüenza para los españoles que Juan Carlos I empezara a
recibir demandas, una tras otra, con razón o sin ella. Y todavía
sería más vergonzoso que resultara condenado en alguna de ellas.
Durante
todo su reinado se le consintió todo, y han estado en el gobierno
varios partidos, algunos de ellos en coalición con el que formaba
gobierno. Y si durante ese tiempo las cosas han sido así, no hay
ningún motivo para que cambien ahora. Fue anteriormente cuando
debieron sentarse las bases para que no pudiera cometer todo ese
cúmulo de despropósitos que finalmente le han obligado a abdicar.
Lo
que explica la pasividad, o complacencia, con que los partidos
políticos españoles observaban la conducta del Rey es la propia
corrupción de los partidos. Si en ellos hubiera habido no ya
limpieza, sino anhelo de limpieza, se hubieran tenido que
escandalizar y necesariamente se hubieran plantado ante él unos
cuantos políticos y le hubieran dicho: Majestad, eso no puede ser.
La
propia abdicación del Rey debería ser un ejemplo para la casta
política. Es el momento de la renovación. De pensar en el bien
común y apartar todo lo que estorbe a este propósito. Además, el
nuevo Rey ha empezado del mejor modo posible, homenajeando a las
víctimas del terrorismo, que lo son porque los terroristas,
atacándolas a ellas, nos querían aterrorizar a todos los
ciudadanos. De modo que las víctimas del terrorismo, y en su
condición de víctimas, son las que mejor nos representan a todos
los españoles. Algún malintencionado ha querido enturbiar este gran
gesto pidiendo a Felipe VI que también reciba a los asesinos.
Eso
es lo que hay, gente deseosa de que hagamos el ridículo y de que
ganen los malos.
'Margot en la Plaza de Castilla'
'Tacaños, generosos y gorrones'
'Llovieron estrellas'
'Diálogos Inter Nos'
'El eco de la palabra'
'Las lunas de Miles Davis'
'Dragoste y Los finales y los sueños'
'Yo soy el hijo de Franco'
'Tacaños, generosos y gorrones'
'Llovieron estrellas'
'Diálogos Inter Nos'
'El eco de la palabra'
'Las lunas de Miles Davis'
'Dragoste y Los finales y los sueños'
'Yo soy el hijo de Franco'
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