Esta proposición de ley de reforma del
Tribunal Constitucional que ha presentado el Partido Popular para que
se tramite de modo urgente es posible que la tuviera pensada Rajoy, o
quien piense por él, desde hace mucho.
Es una jugada hecha en el momento
oportuno para pillar con el pie cambiado a los demás.
Rajoy es un profesional del poder y a su
lado Felipe González, con sus cartitas a los catalanes, en las que
elude su responsabilidad y de paso la del PSC, va a quedar como un
aficionadillo. En el PSOE sólo hay una persona capaz de hacerle
cambiar el paso a Mariano Rajoy, y es José Borrell, cuya solvencia
intelectual es muy superior a la del otrora conocido como dios y que
cuya manera de hablar y escribir recuerda a los vendedores de
crecepelo.
El PSOE no puede votar a favor de esta
proposición de ley, puesto que si lo hiciera desautorizaría al PSC.
Como consecuencia, buena parte de su electorado catalán se sentirá
defraudado. Con esta iniciativa del PP, las contradicciones del PSOE
quedan al descubierto. Los socialistas catalanes traicionaron al
socialismo al hacerse nacionalistas. Pero es que los socialistas
valencianos y vascos están en idéntico caso.
En Izquierda Unida han militado buenas
personas, pero el partido nunca ha dado una a derechas. La sensatez
queda fuera del ámbito de este partido.
Los partidos nacionalistas lógicamente
votarán que no y se harán los ofendidos, como las putas que se
ofenden cuando las llaman putas.
A Podemos le ha de disgustar esta
propuesta. Lo que les gusta a sus componentes es lo que se hace en
Venezuela o en Irán. Por lo menos, no han criticado nunca a los
gobiernos de estos países.
A Ciudadanos esta medida le va a sentar
como una patada en la espinilla, porque sirve para que muchos de sus
votantes se pasen al PP. Además, la ha presentado Javier García Albiol.
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