Para los afectados por la dichosa
cláusula que imponían los bancos la noticia es buenísima y hay que
darles la enhorabuena. Para el resto de los españoles es muy mala,
porque en España los bancos siempre ganan.
Los bancos necesitan pagar los altísimos
sueldos de esos servicios jurídicos tan incompetentes que
introdujeron la abusiva cláusula. Ese dinero que han de devolver los
bancos lo tendremos que pagar entre todos, mediante alguna comisión
nueva que se sacarán de la manga, o el encarecimiento de las que ya
están.
No les va a imponer ninguna sanción a
esos, ni tampoco se les va a exigir que procuren que sus
conocimientos estén a la altura de los sueldos que cobran.
Seguramente hay muchos abogados en España con mejor preparación que
ellos, aunque no tengan posibilidad alguna de acceder a dichos
cargos.
Ha quedado demostrado una vez más que
los sueldos que perciben los altos dirigentes empresariales
españoles, por regla general, se les conceden caprichosamente. No es
que los decida el mercado. No les pagan eso para que no se vayan a
otra empresa (y si alguna se los lleva es que no está bien de la
vista).
Meten la pata una y otra vez. Cuando no
llenan sus balances de ladrillo, y cuando la situación se vuelve
insostenible hemos de pagar entre todos los daños producidos,
aparece una cláusula ilegal, sin que a ninguno de ellos se le
hubiera ocurrido pensar antes que pudiera serlo. Resulta curioso ver
como se presentar ante la Junta de Accionistas con el engolamiento
habitual, el gesto grave y la mirada serena, como si no tuvieran la
culpa de nada, porque nada de ello se basa en su valía personal, o
en su competencia para el cargo, sino en el poder que han logrado
acumular y que les sirve para que nadie se atreva a echarles en cara
lo que se merecen.
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978. El año en que España cambió de piel'
'Por qué España'
‘Búsqueda y desarrollo del talento’
'Filosofía, teología y el sentido de la historia'
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