martes, 6 de diciembre de 2016

La Constitución, hoy

Es indudable que los artífices de la Constitución cometieron errores y era lógico que ocurriera así a la vista de los prejuicios y concepciones un tanto simples con que abordaron su redacción.
Pero hay otros asuntos que tampoco se pueden pasar por alto. En aquel tiempo había una ilusión, un optimismo y un ansia de concordia que hoy en día se han perdido. Está de moda decir que hay que cambiar la Constitución. No lo está tanto decir que hay que estudiarla, junto con el tiempo en que se hizo, para dilucidar qué cosas han salido mal y por qué se hicieron así.
Algunos sí que hicimos el esfuerzo y de ahí salió el libro ‘1978. El año en que España cambió de piel’. Nuestra idea era que cada uno de los lectores tuviera a mano folios y bolígrafos y tras cada capítulo escribiera su propia opinión. Así todos sabríamos mejor a qué atenernos. Isabel Barceló Chico dijo lo siguiente sobre el citado libro:
A la originalidad de este planteamiento, en el que cada autor escribe, de manera alterna, un par de artículos que vienen respondidos, matizados o contrastados por el otro, se une la contribución, al final de cada capítulo, de dos personalidades que relatan su propia experiencia de aquellos años de la transición o clarifican alguno de sus aspectos. De este modo, a la reflexión intelectual se añade la frescura del recuerdo, la emoción y el interés de lo vivido o lo sentido, transmitidas por las palabras de sus protagonistas. Así, Ouka Leele, Enrique Senís Oliver, Amparo Zaragoza, Ana Noguera y otras personalidades del mundo de la cultura y la política, vierten sus vivencias y sus opiniones, sus análisis apegados a la realidad de aquellos años. Esto constituye el segundo panorama del que hablaba antes. Se diría que este libro tiene la facultad de combinar, de manera muy sugestiva, pensamiento y vida, si es que ambos elementos pudieran darse alguna vez por separado.


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