lunes, 9 de enero de 2017

Un catalufo critica a la Guardia Civil

Hay catalanes y hay catalanes. Los catalanes son personas como las demás. Dolcos los llama Dolca Cataluña, ese digital que tanto bien está haciendo.
Los catalufos están pirados y no parece que tengan remedio, habida cuenta de que cada vez las dicen más gordas, más imposibles de creer, y no obstante ellos se las creen, más alejadas del sentido común.
Últimamente, uno de ellos ha dicho, en uno de esos medios tan subvencionados, porque así gastan el dinero de los impuestos los presuntos delincuentes que gobiernan el lugar, que la Guardia Civil debería haber desaparecido con la democracia. Es decir, quienes son incompatibles con la democracia dan lecciones de democracia. Así están las cosas en el mundo de los catalufos.
La Guardia Civil es un cuerpo abnegado y muy mal pagado que se desvive por los ciudadanos, incluso de aquellos imbéciles que la menosprecian, como el citado anteriormente.
A los guardias civiles y sus familiares se les da un trato indigno de seres humanos en ciertas zonas de España y no obstante ellos cumplen con su deber. Esos malos tratos psicológicos, e incluso físicos, porque cuando los encuentran descuidados y en gran inferioridad numérica los apalean, les hacen merecedores del agradecimiento de las personas de bien, no por cierto del animal de bellota objeto de este artículo, cuyo nombre lógicamente no voy a poner por no hacerle publicidad. Los que padecen del mismo mal que él correrían a alimentarlo.
A los que no se debería haber concedido espacio en la democracia es a los nacionalistas, de los que no cabe esperar idea buena, sino que todo lo que aportan a la sociedad es odio, cara dura e inconsistencia moral. Han roto la convivencia y producen un quebranto grande a la economía española, y especialmente a la de los lugares en que están radicados.


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