Se conoce que en su día no estuve
atento, por lo que se me escapó el detalle y no me he enterado hasta
hoy. Ocurre que Sabino Arana tiene una calle en Barcelona.
Por ese camino, cualquier día también
le van a dedicar una a Irena Montera, que oscila entre el gusto por
la guillotina o la cursilería más atroz, porque tener que escuchar
o leer ciertas cosas también es una atrocidad.
Tanta gente ejemplar como ha habido en el
mundo y le dedican una calle a ese orate, racista, mala persona,
malcriado y un montón de apelativos más, de índole peyorativa, que
merece.
De un tiempo a esta parte el nivel de los
alcaldes de Barcelona ha ido descendiendo hasta llegar a la actual y
aunque parezca que ya no se puede bajar más tampoco, dado el auge
los populismos, hay adelantar los acontecimientos.
Los nacionalistas tienen impulsos
autodestructivos y de ahí que hayan decidido festejar en Cataluña
una supuesta derrota, la del 11 de septiembre. Son autodestructivos y
embusteros, claro.
Lo que dijo Sabino Arana, ese orate
integral, del que se avergüenzan hasta los monos que al bajar del
árbol originaron la especia humana, va en este sentido:
«Cataluña
es española por su origen, por su naturaleza política, por su raza,
por su lengua, por su carácter y por sus costumbres. Ustedes, los
catalanes, saben perfectamente que Cataluña ha sido y es una región
de España, una región con caracteres de nacionalidad. Maketania
comprende a Cataluña; maketo
es
el mote con que aquí se conoce a todo español, sea catalán,
castellano, gallego o andaluz.»
Hay
que ser necio para decir eso y hay que ser necio para dedicarle una
calle a quien lo dijo. No fue Ada Colau, que por aquellas fechas
sería okupa o aprendiz de okupa, pero le mantiene la calle al tal
pájaro de cuenta, a pesar de que está moda cambiarles los nombres a
muchas.
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