Puesto que los totalitarios odian la ley,
porque les impide llevar a cabo sus caprichos si no están dentro de
ella, y en consecuencia tratan de amedrentar y acollonar a los jueces
que hacen su trabajo honradamente, bien se merece este juez un
aplauso.
Aunque algunos engolados juristas han
puesto reparos a algunos de los autos del juez Llarena, pero lo han
de forma educada y no como otros, vinculados a la causa separatista,
a los que no merece la pena tener en cuenta, los hechos demuestran
que ha hecho un trabajo se artesanía que ha recibido el espaldarazo
de la fiscalía alemana. Queda ahora esperar que el tribunal alemán esté a la altura y decida entregar al cobarde fugitivo a la justicia
española, para que sea juzgado por los gravísimos delitos que se le
imputan.
Si la justicia alemana se comportar del
modo ejemplar que se espera, y por ahora todo hace pensar que será
así, marcaría el camino a los demás países que también acogen a
fugitivos españoles. De momento, Escocia ha dejado en libertad a
Clara Ponsatí, lo cual es una medida discutible, puesto que aunque
se entregó voluntariamente a la policía, anteriormente se había
fugado de España para refugiarse en Bélgica, por lo que el riesgo
de fuga para el caso de que viera que las cosas no se desarrollan
según sus deseos es evidente. El juez Llarena ha un trabajo muy
exhaustivo y meritorio y la justicia británica debería respetarlo.
Por parte de los tribunales belgas y suizos, a estas alturas y vistos
los antecedentes, no cabe esperar una actitud coherente con la idea
de Europa y con la lealtad debida entre los países. Es posible que
con un desconocimiento total de la historia de España, incluso de la
más reciente, no tengan reparos en hacer el ridículo, aunque cabe
la posibilidad de que el ejemplo de Alemania les haga entrar en
razón.
'2016.Año bisiesto'
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Brillo de asfalto'
'La piel del deseo'
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