Lo da un alemán en el diario El Mundo,
después de explicar que los alemanes ignoran la realidad española,
porque se han creído la propaganda de los nacionalistas. E incluso
que los corresponsales alemanes de prensa y televisión acreditados
en España también se lo han creído.
En lugar de avergonzarse de eso, aconseja
que se contrarreste la propaganda de los separatistas. Dudo que
sirviera para algo. Cuando alguien se cree una mentira es porque le
conviene. Ocurrió lo mismo cuando Lutero, ese personaje infame,
propagaba mentiras sobre España, para desacreditarla. La envidia es
universal. Si los propios corresponsales, personas cultas y
preparadas, cuya obligación moral es informarse de lo que ocurre,
para luego transmitir esa información a sus lectores, se tragan la
propaganda de los nacionalistas es porque algo va mal en Alemania.
Muy mal, porque esos periodistas están engañando miserablemente a
sus lectores y si eso es posible es porque esos lectores quieren ser
engañados. La gente que quiere ser engañada es refractaria a la
verdad. Cualquier intento en este sentido está condenado al fracaso.
De modo que este señor alemán pretende
trasladar la culpa de los alemanes al gobierno español. Según él,
no es que algo huela a podrido en Alemania, sino que el gobierno
español no se preocupa de sacarlos de su error. ¿Y el gobierno
alemán qué? ¿Le da lo mismo al gobierno alemán que los alemanes
vivan en el engaño?
El problema es el nacionalismo, del cual
no cabe esperar nada bueno. Hay demasiados nacionalistas en el mundo
y entre ellos hay corrientes de simpatía. Vienen a ser cómplices
unos de otros.
Aunque se habla mucho de los
nacionalistas españoles, quizá sean éstos los menos fervientes de
todos y los más escasos. El nacionalismo español no existe
prácticamente y quizá por eso España no encuentre aliados en su
defensa de la legalidad. Por eso lo que ocurre en España no puede
ocurrir en Alemania, porque el nacionalismo alemán no lo consiente.
'2016.Año bisiesto'
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Brillo de asfalto'
'La piel del deseo'
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