En el supuesto de que Pedro Sánchez
tuviera alguna intención de cumplir con su deber, en el caso de
Vich, por ejemplo, no tendría más remedio que contenerse, porque
hacerlo sería desatar a Puigdemont.
Es difícil imaginar que el actual
presidente del gobierno quiera cumplir con su obligación alguna vez,
puesto que su índole se ha revelado como arbitraria y su aspiración
máxima es tener el poder, pero no para hacer nada útil, sino por
tenerlo, no se puede interpretar otra cosa de sus actuaciones. Y
encima se ha adornado con un astronauta. Es el ministro florero.
El caso es que la alcaldesa de Vich
permitió u ordenó, eso no lo sé, que llenaran una plaza del pueblo
de cruces amarillas, quizá 2500. Eso es ocupar un espacio público,
inutilizando indebidamente su uso. Pero es que con eses cruces
amarillas se pretende ofender e insultar a los demócratas. Alguien,
por el motivo que fuera, paso por el sitio con el coche y derribó
unas cuantas. Es normal que a una persona honrada le indignen las
cruces. Pedro Sánchez, el representante de todos los españoles,
aunque no le hayan votado, y garante de la ley, debería explicarle
eso a la alcaldesa de Vich, pero no lo hará, porque no puede, el
pobre.
Algunos fascistas insultaron gravemente
al conductor del coche, e incluso le pegaron patadas. Deberían ser
identificados y multados. En la Comunidad Autónoma
Enferma de Cataluña las cosas ocurren de distinto modo de las otras
en las que impera la democracia, porque en éstas los delitos se
persiguen y castigan y los actos generosos se premian. En
Cataluña se perpetran muchos delitos, como el de llenar de cruces
amarillas un espacio público, con absoluta impunidad. O
el de insultar a un conductor y patearle el coche.
La
alcaldesa de Vich ha dicho que el conductor de ese coche está mal de
la cabeza. Es ella, ella, la que tiene los tornillos flojos.
'2016.Año bisiesto'
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'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Diccionario de elogios, piropos y voces galantes'
'Atlas del bien y del mal'
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