Algún jurista de los que insisten en
apreciar tendencias dictatoriales en Vox se apresuró a criticar esta
intención manifestada por Abascal para relacionarla con las
inclinaciones que le atribuye.
Sin embargo y hasta el momento, Vox no ha
expresado ningún propósito acerca de saltarse alguna ley. La
intención de Abascal de instar a la fiscalía no encubre ninguna
intención antidemocrática. Hay que comparar el deseo de instar a
la fiscalía, en el supuesto, improbable por ahora, de que alcance la
presidencia con el hecho del actual presidente, Sánchez, que forzó
a la abogacía del Estado a retirar el delito de rebelión contra los
presuntos golpistas. Además, lo intentó con la fiscalía. O sea que
comparado con Sánchez, Abascal resulta mucho más demócrata. Cabe,
pues, dejar a Abascal en la derecha y situar a Sánchez en la extrema
izquierda, porque lo suyo comunismo puro. Si llegara a tener el poder
que tuvo Stalin nos enteraríamos de lo que vale un peine.
Sánchez está convirtiendo en
caricaturas a Tezanos, a Borrell, al Astronauta, a Mateo, a Marlasca…
Conde ya lo era. Sánchez es un elemento.
Abascal sabe que su éxito responde a lo
harta que está la gente honrada, que trabaja y paga impuestos, de
los insultos y provocaciones de Torra, Rufián, Tardá… Los demás
son tibios con todos esos, cuando no cómplices descarados.
Los españoles que trabajan y pagan sus
impuestos están indignados con el hecho de que su dinero sirva para
pagar la estancia, lujosa, de Puigdemont en Waterloo.
Por la experiencia de UPyD se sabe que el
trabajo bien hecho, por sí mismo, no da votos. Es más, se le niega
el mérito o se minimiza.
Es lógico pues que Abascal incida en
aquellas actitudes o propuestas que abren caminos de esperanza para
un importante sector de la población.
Por otro lado, y en vista de que lo más
importante para Torra es el lacito amarillo, creo que si los jueces
deciden encerrarlo en la cárcel también lo podrá llevar.
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