Me parece correcto que el Estado no se
entrometa en las creencias religiosas de los ciudadanos que viven a
su amparo, otra cosa es que tenga que tenerlas. Ya escribí en ‘1978.
El año en que España cambió de piel’, que en mi opinión en la
Constitución no debería figurar referencia alguna a ninguna
religión.
El Estado debe permitir que las
religiones puedan desenvolverse en su territorio, pero debería
procurar que no causaran ningún mal a nadie y para ello nada mejor
que obligar a sus responsables a que acomoden sus credos a la
Constitución. Todo lo que no es constitucional perjudica a los
ciudadanos y no se debería consentir que lo que es perjudicial pueda
desenvolverse libremente.
El Estado debe dejar vivir a los
ciudadanos, pero también los debe proteger, sobre todo a los más
indefensos, entre los que están los niños. Si la ciencia ha
demostrado que es conveniente vacunar a los niños para protegerlos
de enfermedades graves y unos padres se niegan a vacunar a su hijo
hay que quitarles la patria potestad del niño y dársela al Estado.
Si se niegan a que se el practique una transfusión de sangre, lo
mismo.
La
protección de los menores debería ser fundamental, pero en lugar de
eso se les manipula, adoctrina, e inculcan ideas
peligrosas. Nuestra sociedad no debería ser tan permisiva con ese
trato a los menores, que no solo están indefensos emocionalmente,
sino que además son los propios padres los que les marcan esas
pautas en edades tan tempranas. En un artículo de Moisés Naím,
titulado ‘Islam en números’, aparece el siguiente dato: «Los
individuos cuyas madres ayunaron durante el ramadán estando
embarazadas de ellos tienen vidas más breves, mala salud, menos
agudeza mental, bajos logros educacionales y un débil desempeño
laboral.»,
que
demuestra que esa religión no es buena. Las
señoras embarazadas deberían tener prohibido cumplir el ramadán, y
si al dar a luz se advirtiera que habían hecho caso omiso a la
prohibición se les deberían quitar todos sus hijos, por
haberse demostrado que no sentían amor por ellos.
'2016.Año bisiesto'
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Tránsito en la mirada'
'Te doy mi palabra'
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Tránsito en la mirada'
'Te doy mi palabra'
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