jueves, 14 de marzo de 2019

Perverso Feijóo

El interés del ciudadano, aunque muy a menudo no se dé cuenta, consiste en que los asuntos del país en que vive sean tratados de acuerdo con unos principios morales irreprochables y que se procure mantener, mejorar o ampliar lo que se viene conociendo el Estado del Bienestar.
Todo lo que vaya en contra de estos propósitos básicos es un fraude o un engaño. En este sentido hay que recordar que las lenguas no pueden tener derechos. Los padres de la Constitución cometieron el gravísimo error, entre otros, de incluir a la lengua española en la ley suprema, lo que ha dado pie a que los gobiernos regionales hagan lo propio introduciendo sus lenguas o dialectos en sus Estatutos. Abusivo es el caso del dialecto catalán que se inventó Pompeyo Fabra.
Las lenguas, y los dialectos, no tienen derechos, pero sí vida propia, en la medida en que los ciudadanos decidan, libremente, utilizarlas. En el momento en que se fuerza o se obliga al personal generalmente ocurre lo contrario de lo que desean los promotores de la obligación. Es por eso que todo esfuerzo hecho y todo el dinero gastado con ese motivo es baldío. Otra cuestión es que se subvencione a quienes libremente y sin más motivo que su gusto deseen aprender o profundizar en el conocimiento de la lengua vernácula del lugar. En este caso sí que merece la pena todo.
Feijóo se ha dejado contagiar por la peste de nuestro tiempo, que es el nacionalismo y que nunca servirá para nada bueno. Para lo que sí que ha servido hasta el momento es para hacer el mal. Feijóo debería fijarse en ese Beirás que tiene por ahí cerca y hacer todo lo contrario de lo que él propone, en la seguridad de que por esa vía servirá correctamente a los ciudadanos.

No hay comentarios: