No tengo por costumbre ver los tuits de Pérez-Reverte, porque hay cosas muy interesantes en Twitter, el tiempo es escaso y hay que seleccionar. No obstante, como todo lo que hace tiene tanta repercusión, sus trinos aparecen continuamente en los recortes de prensa. Una vez vi que había escrito elite con tilde en la primera ‘e’ y quise afeárselo, puesto que Fernando Lázaro Carreter intentó, con denuedo, pero ya se ve que sin éxito, que no fuera así y está feo que un académico se pase por el forro los esfuerzos de sus antecesores. El resultado fue que me bloqueó.
El caso es que ahora ha vuelto a aparecer en los recortes de prensa mediante este tuit:
«Rosa María Artal
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Hablando de asco y de odio, vaya sonrisa retorcida la de Pérez Reverte poniendo a parir a Pedro Sánchez. Cada vez que hago zapping me encuentro un mosasaurus más grande.
En este caso, lógicamente, estoy de acuerdo con el académico. La biblia lo pone bien claro: «No hay peor ciego que el que no quiere ver». Desconozco por completo todo lo que se refiera a esta Artal y, por tanto, sus habilidades cognitivas, pero puesto que millones de personas piensan en este punto exactamente lo mismo que Pérez-Reverte, me da por pensar que lo de esta señora puede deberse a una enfermedad muy común en España, que se llama ‘estómagos agradecidos’. Están muy extendidos en España y condicionan los resultados de todas las elecciones.
Otra enfermedad muy común en nuestro país es ‘la costumbre de obedecer’. Nos avasallan, nos privan de nuestras libertades, sin más intención que demostrar quién manda aquí, y no hay quien se rebele contra tanto abuso de este gobierno miserable. Ni se vislumbra el espíritu de Espartaco.
Se trata de enfermedades, porque no son actitudes sanas, ni traen nada bueno. La sociedad española las arrastra como si fueran bolas de presidiario.
‘2016. Año bisiesto’
‘El Parotet y otros asuntos’
‘Diario de un escritor naíf’
‘Yo estoy loco’
‘Valencia, su Mercado Central y otras debilidades’
‘1978.El año en que España cambió de piel’
‘Tránsito en la mirada’
‘Te doy mi palabra’
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