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martes, 21 de marzo de 2017

Estado o nación

Será cosa del progreso que no cesa. Mientras los antiguos griegos se dedicaban a hacerse preguntas para las que no encontraban respuesta, la moda de estos últimos tiempos consiste en encontrar respuestas exactas, eso sí, cada cual da una distinta, a preguntas que hasta el momento no habían preocupado a nadie.
La península ibérica estuvo unida en la época de los visigodos, pero no podía considerarse una nación porque entonces no existía este concepto. Sus habitantes no tenían conciencia de que formaran una nación. Pero preguntémonos que cómo podía repercutir en un ciudadano del tiempo de Recaredo, de Cervantes, siglos más tarde, o incluso de nuestros días, el hecho de sentirse esto o aquello. Porque por este camino puede darse el caso de que alguien se sienta pescado o pato. Sí que repercute en el ciudadano de cualquier época el hecho de formar parte de un Estado, que se trata de algo racional y que proporciona seguridad jurídica con sus listas de deberes y derechos. A estos últimos pretenden acogerse muchos que no respetan los primeros. Exigen el derecho a no cumplir los deberes.
Si el Estado forma parte del mundo racional, la nación se incluye en la del emocional. Y esto significa que cuando la vía del ‘yo me siento esto’, ‘yo se me siento aquello’, ‘yo me siento incómodo’, se ha propagado, y lo hace por una vía mucho más efectiva que la intravenosa, como lo es la vía de la estupidez, gran parte del trabajo está hecho.
En informática se utilizan troyanos para que se introduzcan en ordenadores ajenos y luego manejarlos desde la distancia. En política se hace igual, se introducen ideas en cerebros ajenos para manejarlos luego desde la distancia con un manual de instrucciones muy sencillo. Así se consigue que personas que deberían preocuparse por el futuro de sus pensiones, por la asistencia sanitaria, por la Educación y otros similares, lo echen todo a rodar por cuestiones que ni les van ni les vienen.

lunes, 9 de enero de 2012

Llega el ERE a Canal 9

Es curioso que quienes han estado defendiendo a Francisco Camps, cuando éste era presidente de la Generalidad (ahora ya lo defienden menos) y llevaba a la Comunidad Valenciana a la ruina en que se encuentra ahora, aleguen que tanto el PSOE como el PP han utilizado a Canal 9 en su propio beneficio.
Es curioso porque los tiempos de Lerma en el gobierno valenciano ya quedan muy lejanos. Lo más probable es que la mayor parte del derroche provenga de la era de Camps, que ahora está irritado porque no comprende que se le juzgue. A él. No cabe desdeñar la idea de que realmente piensa que todos lo valencianos le debemos mucho, porque ha sacado a la Comunitat adelante.
El ERE que se anuncia puede alcanzar hasta al 72 por ciento de la plantilla, lo que idea de la magnitud del desaguisado propiciado por Camps. Como le paguemos todo lo que le “debemos” se va a enterar. Se le iban a quedar las nalgas moradas.
Nos van a subir los impuestos a los valencianos, nos van a recortar los salarios, nos van a hacer todo tipo de crueldades, porque la Comunidad Valenciana está en la bancarrota. Eso sí, seguimos pagando organismos inútiles, coches oficiales, móviles de diputados sumisos y, por supuesto, la Fórmula 1. Como salvo algún pelota irredento ya nadie se atreve a decir que es rentable, se nos descubre que no se puede incumplir el contrato firmado.
La culpa de Lerma es que se empeñó en Fundar el Canal 9. Había otras necesidades urgentes en la Comunidad Valenciana, pero él quería promover el uso del “valenciano”. Postergó a los valencianos con el supuesto fin de favorecer su lengua. Eso es una perversión de los fines. Las lenguas no pueden tener derechos. Las son instrumentos que tienen a su alcance los ciudadanos para entenderse entre ellos. Esta perversión de los fines con los que fue creado Canal 9 ha propiciado la hecatombe que se anuncia.

'La crisis del euro'
'Zero'
'Cuentos nevados de Phil y Maya'
'El Conde Lucanor'
'Contra el insulto'
'Milagros de Nuestra Señora contados a los niños'
'El hombre que quiso entrar en Auschwitz'
'La estrategia de los antílopes'

domingo, 23 de octubre de 2011

Empleados de la CAM, sin cesta de Navidad

Eso de que España es una democracia es un camelo. Para empezar, la única opción que se deja a los trabajadores es la obediencia absoluta. Luego viene el ex ministro Caldera, Jesús Caldera, y dice que él hizo todo lo que pudo. “Todo lo que pudo”. Faltaría más.
Los trabajadores españoles, puesto que ningún ministro de Trabajo de la llamada democracia española ha podido evitarlo, no tienen otra opción que la obediencia absoluta, y ahora 6000 empleados de la CAM se van a quedar sin cesta de Navidad. ¿Qué culpa tienen ellos de lo sucedido con la CAM? Ni tienen culpa, ni voz que los defienda.
La cúpula directiva de la CAM fue nombrada por Francisco Camps, o por su entorno. Pero Francisco Camps y su entorno se desentienden del fracaso de la CAM. Ni Francisco Camps ni su entorno se van a quedar sin cesta de Navidad.
La Consellería de Hacienda y Adminstración Pública de la Comunidad Valenciana estaba obligada a tener alguna idea de lo que se estaba haciendo en la CAM, pero sus responsables tampoco se sienten culpables de nada.
El ministerio de Hacienda también debería tener alguna información, puesto que el devenir de una caja tan grande era importante para España. Pero tampoco los responsables de ese ministerio se sienten culpables por no haber actuado cuando correspondía.
El Banco de España tenía la obligación de vigilar, como a las demás entidades financieras, a la CAM. Sin embargo, ni el gobernador ni los auditores del Banco de España que han venido auditando a la CAM durante los últimos diez años se van a quedar sin cesta de Navidad.
Es decir, los trabajadores españoles no sólo tienen como única opción la obediencia, sino que además, si la empresa va mal, han de ser despedidos o tienen que ver recortados sus derechos.

miércoles, 13 de abril de 2011

Los españoles trabajan más horas que los alemanes

Cada vez que hay excusa para ello, la clase empresarial habla de la baja productividad española, y por el modo en que se suele expresar se deduce que pretende que se trabaje durante más tiempo por el mismo sueldo. Del mismo modo que ha aprovechado la crisis para reclamar unas reformas laborales, pero no para pedir que se castigue a quienes han tenido algún tipo de responsabilidad en que se produzca.
Ahora ha llegado un informe de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico según el cual España es uno de los países del mundo en los que más horas se trabaja. Se pueden poner pegas a este estudio o a la forma en que se ha realizado, pero siempre quedará en pie que en España se trabajan muchas horas. La evidencia es que no se aprovechan bien.
Fallan los sistemas, de los que no tienen la culpa los trabajadores. Y fallan las costumbres españolas, en las que el carácter imperativo está tan presente. Lo que se exige en España a los subordinados es la sumisión absoluta, incluso en asuntos que no tienen nada que ver con su trabajo. A quien sabe dorarle la píldora al jefe se le permite todo o casi todo, mientras que a los que optan por trabajar se les encuentran fallos en todo.
Probablemente, por causas similares, el absentismo entre los funcionarios, según desveló Juan Roig, dueño de Mercadona, hace unas semanas, es del quince por ciento, mientras que en la empresa privada es del seis por ciento.
Mucho hay por hacer en España, sobre todo para que la vida sea más humana para los más desfavorecidos, que en cuanto se confían quedan atrapados en alguna de esas trampas de la vida en las que siempre suelen caer los mismos. Se tendría que haber aprovechado la crisis para renovar las estructuras, no para recortar derechos a los trabajadores.

'El Gran Libro de las Citas Glosadas'

'En busca del Tesoro de Kola'

'El espíritu del último verano'

'Perdurablemente anfetamínico'

'Cómo provoqué la crisis financiera'

'En mi furor interno'

'No había más que empezar'

'Han cegado a Narciso'


martes, 21 de julio de 2009

Los menores en acción

En un corto periodo de tiempo han tenido lugar dos violaciones a dos niñas. Lo raro, examinada la cuestión fríamente, como pide Leire Pajín, es que no haya sucedido más veces, habida cuenta del ambiente que se respira en la actualidad, en que no se precisan mayores méritos o aptitudes para alcanzar grandes cargos, como ocurre en el caso de la antedicha.

Hoy en día son pocos los que se proponen emular a Santiago Ramón y Cajal. La democracia, por lo que se ve, ha llegado a España en el peor momento. Vivimos tiempos en los que triunfan la banalidad, el hedonismo y el afán por la satisfacción inmediata de los deseos. El fenómeno ocurre en todas partes, pero en España ha venido a juntarse con la llegada de la democracia, de modo que cualquiera piensa que la democracia es tener derecho a salir en la televisión. Y a cosas similares. Al parecer, no se piensa en que la democracia llena de deberes, sino que multiplica los derechos.

El gobierno, teóricamente, puede hacer poco para cambiar este estado de cosas. Pero ocurre que con su actitud incita a que sean así. Ese empeño en mantener el poder por encima de todo. Esos cambios constantes de actitud, motivados por las encuestas. Esos nombramientos ministeriales tan incomprensibles. Los gobiernos autónomos son más o menos igual. Gastan fortunas que no tenemos en sus televisiones, para una finalidad concreta, y luego resulta que esas televisiones se llenan todas de programas banales, con el fin de captar la audiencia. Si la televisiones públicas han de recurrir a la banalidad, se cierran y se invierte el dinero que cuestan en educación y con ello ganamos todos. Alguna culpa tendrán las televisiones de que la sociedad sea tan banal. Alguna culpa tendrán las ministras y los ministros, las consejeras autonómicas y los consejeros autonómicos, de que nuestros niños, tras verlos, se crean con derecho a todo.

sábado, 8 de marzo de 2008

Día Internacional de la Mujer Trabajadora

En 1911, más de 140 trabajadoras, que defendían sus derechos, murieron en un trágico incendio, probablemente intencionado, en una fábrica en la que fueron encerradas. Ese trágico suceso motivó que hubiera grandes cambios en la legislación laboral de Estados Unidos. Es decir, los derechos de los trabajadores han debido ser conquistados a pulso o, mejor dicho, con sangre. En el mundo inglés: siglos XVIII y XIX, edición de José María Valverde, que tuve, pero que me ha desaparecido, se cuenta que unos marineros ingleses tuvieron la osadía de pedir que entre la tripulación de los barcos figurara un médico y que los enfermos pudieran quedarse en la cama, entre otras cosas, motivo por el que fueron juzgados y ahorcados en el palo mayor.Hoy celebran, pues, las mujeres trabajadoras su día y a ellas se les unen muchos hombres. Y entre las mujeres que celebran su día probablemente estarán las que contribuyeron a romper las expectativas laborales de Esther, según cuenta en su Relato verídico, que eran francamente buenas. No tuvieron en cuenta ni siquiera que se quedara embarazada. Tiempo después, el culpable del desaguisado desapareció del centro, puesto que lo destinaron a otro lugar con un cargo más elevado. Pero su marcha no le resolvió mucho a Esther, puesto que el daño ya estaba hecho. Acabó por abandonar el trabajo y dedicarse a su casa.También celebrarán el día de la mujer trabajadora otras mujeres y otros hombres que siguen a pies juntillas la caprichosa orden de algunos poderosos (el poder corrompe…) de aislar completamente, como si tuviera la peste, a un trabajador. Celebrarán este día y también el Primero de Mayo, con el desparpajo de quienes tienen por todo ideal la sonrisa del superior jerárquico.Hay otras mujeres, Marina, Carmen, Mayte, Ana, Paz, Mercedes, Núria, Julia, Soledad, Blanca, Rosa, Nieves y muchas más, capaces de rebelarse contra la ignominia, dignas del sacrificio de aquellas mujeres y de aquellos hombres gracias a los cuales el mundo es hoy algo mejor.

'Movimientos cívicos'
'La respuesta está en el colágeno'
'Saber qué decir'
'La máscara'
'El Camino del Cid'
'La cortesana de Taifas'
'Guerrilleros'
'Hablar con corrección'