Será cosa del progreso que no cesa.
Mientras los antiguos griegos se dedicaban a hacerse preguntas para
las que no encontraban respuesta, la moda de estos últimos tiempos
consiste en encontrar respuestas exactas, eso sí, cada cual da una
distinta, a preguntas que hasta el momento no habían preocupado a
nadie.
La península ibérica estuvo unida en la
época de los visigodos, pero no podía considerarse una nación
porque entonces no existía este concepto. Sus habitantes no tenían
conciencia de que formaran una nación. Pero preguntémonos que cómo
podía repercutir en un ciudadano del tiempo de Recaredo, de
Cervantes, siglos más tarde, o incluso de nuestros días, el hecho
de sentirse esto o aquello. Porque por este camino puede darse el
caso de que alguien se sienta pescado o pato. Sí que repercute en el
ciudadano de cualquier época el hecho de formar parte de un Estado,
que se trata de algo racional y que proporciona seguridad jurídica
con sus listas de deberes y derechos. A estos últimos pretenden
acogerse muchos que no respetan los primeros. Exigen el derecho a no
cumplir los deberes.
Si el Estado forma parte del mundo
racional, la nación se incluye en la del emocional. Y esto significa
que cuando la vía del ‘yo me siento esto’, ‘yo se me siento
aquello’, ‘yo me siento incómodo’, se ha propagado, y lo hace
por una vía mucho más efectiva que la intravenosa, como lo es la
vía de la estupidez, gran parte del trabajo está hecho.
En informática se utilizan troyanos para
que se introduzcan en ordenadores ajenos y luego manejarlos desde la
distancia. En política se hace igual, se introducen ideas en
cerebros ajenos para manejarlos luego desde la distancia con un
manual de instrucciones muy sencillo. Así se consigue que personas
que deberían preocuparse por el futuro de sus pensiones, por la
asistencia sanitaria, por la Educación y otros similares, lo echen
todo a rodar por cuestiones que ni les van ni les vienen.
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978. El año en que España cambió de piel'
'Historias de la otra razón'
'Por qué España'
‘Búsqueda y desarrollo del talento’
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978. El año en que España cambió de piel'
'Historias de la otra razón'
'Por qué España'
‘Búsqueda y desarrollo del talento’
No hay comentarios:
Publicar un comentario