Resulta sorprendente que haya perdido
esta ocasión de hacer el ridículo. Ya se sabe que su modo de vida
está basado en las paridas que suelta, que le granjean las simpatías
de personas poco avisadas que luego le votan, con lo cual logra un
sueldo exageradamente alto para sus capacidades.
Pero el ridículo lo ha hecho otro que
cogió el dato al vuelo. Vio que alguien enarbolaba una bandera
española encima de un coche y ni corto ni perezoso lanzó el tuit:
«Por subirse a un coche hay gente en la cárcel...».
Era Pablo Casado subido a su propio
coche. El que lanzó el tuit el 25 de junio a las 0’25 horas es
Gonzalo Boye.
La
Constitución dice: «Las
penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán
orientadas hacia la reeducación y reinserción social
...».
Dejando
aparte, porque no es la cuestión, que este artículo es ñoño y sin
sentido y seguramente se debió a la iniciativa de Gregorio
Peces-Barba, aunque no cabe descartar que fuera apoyado
inmediatamente por otros benditos corazones de entre los que
participaban en la redacción del texto constitucional, es evidente
que este Boye no se ha reinsertado; no lo reeducaron bien. Se
nota claramente que tiene la misma mala idea que la que le llevó a
delinquir. Puesto
que lo soltaron bastante antes de que cumpliera la pena hay
que concluir en que debieron tenerlo más tiempo en la cárcel, para
ver si así le entraba mejor la letra, para intentar dotar a su
cerebro de la capacidad de elaborar buenas ideas. Incluso
se puede pensar que el tribunal que lo juzgó fue benévolo con él y
le impuso una pena más suave de lo que debiera.
En
cualquier caso, ahí está su burrada para los anales, que no tiene
nada que envidiar a cualquiera de las muchas cuya autoría
corresponde al Rufián.
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