lunes, 18 de junio de 2018

A vueltas con Franco

Lo que esperaba buena parte del país tras el espectacular triunfo del PSOE en 1982 es que ese primer gobierno socialista se comportara con tal eficiencia y honradez que sonrojara a los nostálgicos del franquismo.
Quienes conocían de cerca a Felipe González sabían que eso no iba a ser así y él mismo renunció desde el primer momento a presentar esa batalla. Se dedicó a recrearse en el inmenso poder que tuvo y se olvidó de los damnificados del franquismo. Podría haberlos identificado, darles una paga y hacerles algún tipo de reconocimiento.
Lo de Zapatero fue otra cosa. Cuando llegó Franco ya casi no existía, es decir, todo aquel fuego que en tiempos de Adolfo Suárez era tan poderoso, y que en los de Felipe González ya había amainado mucho pero todavía tenía poder, con Zapatero ya era inexistente. Pero a este lo de plantear la batalla en el campo de la honradez y el servicio al pueblo ni siquiera lo consideró, la suya fue una estupidez más grande aún, quiso ganarle una guerra que había terminado muchos años antes. La mal llamada Memoria histórica es más una venganza, ¿contra quién?, que un acto de justicia con los represaliados.
Y ahora llega este otro, al que la justicia y la honradez no le importan nada, porque si le importaran no habría aceptado esos socios de viaje.
La cuestión es que Franco se les ha ido escapando vivo a todos y ahora también se le va a escapar a Pedro Sánchez, porque el hecho de que lo saque de la tumba no es más que una ridiculez, el reconocimiento de la impotencia, un homenaje que le hace el PSOE, a la vista de su incapacidad para olvidarlo, a la vista de su inoperancia en las tareas de gobierno. Se puede vaticinar después de esto, que el siguiente socialista que logre la presidencia del gobierno también tendrá a Franco como prioridad. 

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