miércoles, 14 de agosto de 2019

La defensa de las lenguas minoritarias

Estuve viendo, en youtube, el principio de una entrevista que un locutor catalán, evidentemente paniaguado, le hizo a Cayetana, llamémosla así para abreviar.
Ella hablaba en español, una lengua que hablan muchos millones de personas en el mundo, y él insistía en hacerlo en catalán, un dialecto de nuevo cuño (fue obra de Pompeyo Fabra a principios del siglo XX), y en franco declive, aunque se derrochen miles de millones en sostenerlo artificialmente.
No pude seguir viendo la entrevista, porque el señor este que la torturaba con sus preguntas, siempre en torno a la conveniencia o no de hacer la entrevista en catalán, resultaba cansino y estomagante. Es que hay que proteger las lenguas minoritarias, alegaba el ignorante. ¿Le parecería bien que viajáramos en coches de caballos, o en biscúter? Los carruajes ya no se ven fuera de los museos y del biscúter nadie se acuerda y muchos ni siquiera saben lo que fue.
A quienes hay que proteger es a las personas, sobre todo en estos tiempos en los que tantos cambios se están produciendo o están en vías de producirse y nadie sabe lo que va a ocurrir al final del proceso.
Ahora mismo, más que nunca, habría que destinar buena parte de los recursos en proteger a la infancia y a la juventud ante este futuro incierto que se nos avecina, pero los imbéciles prefieren emplearlos en fomentar diferencias, hechos diferenciales y pamplinas varias, con las cuales hipnotizan a gran número de persones, lo cual les permite vivir del cuento y amontonar buenas cantidades de dinero, para su disfrute particular.
Cayetana quería hablar en español, para que la entendiera todo el mundo, y porque es lo lógico y lo sensato. El otro fulano pretendía, se notaba claramente, poner de manifiesto ante los fanáticos, la negativa de su interlocutora a emplear el dialecto catalán. Pero no era eso, sino que lo lógico era hacer la entrevista en español.

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