Parece
que el presidente del gobierno no hace nada, pero todos los que se
han puesto en su contra van desapareciendo de la escena
paulatinamente. Puede que se deba a la casualidad, pero los que
faltan por caer harían muy bien en tentarse la ropa, por si acaso.
Esta
vez parece que le ha llegado el turno a un invento del diablo, en
cuya génesis algunos presumen de haber participado, en lugar de
avergonzarse por haber sido elegidos en su día para llevar a cabo
esa tarea. Se trata de la fenicia Academia Valenciana de la Lengua,
que tanto dinero nos cuesta a los valencianos. Nos joden y encima
hemos de pagar la cama.
Fue
cosa de Aznar y Pujol, dos personajes que Mariano ha sabido quitarse
de en medio. O quizá ha sido el azar.
A
Fabra no le tembló el pulso a la hora de cerrar el Canal 9 y, por
tanto, tampoco debería vacilar en lo que al cierre de esta nefasta
institución se refiere, pero para esto sí que le falta valor. No
hay dinero para los dependientes, no hay dinero para pagar a las
farmacias, no hay dinero para muchas cosas necesarias, pero sí lo
hay para mantener esa cosa tan nefasta. Camps, otro al que el
presidente del gobierno no le puede tener simpatía, la incluyó en
un Estatuto que nadie pedía y que no aportó nada bueno.
Pero
estos últimos días algunos miembros del gobierno valenciano van
dando a conocer su malestar con ese invento que no pudo ser inspirado
más que por el diablo, y también van apareciendo noticias que
recuerdan los motivos por los que se fundó, cosa que ojalá presagie
un final feliz para los valencianos, que tendríamos un incordio
menos y un alivio para nuestros bolsillos.
Si
todo ocurre como sería deseable, quizá haya que agradecérselo a
Mariano, por haberle hecho una 'sugerencia' a Fabra.
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