Fue el debate que programó como si fuera
a ser el acontecimiento del año, pero que a la vista de los
participantes era evidente que no iba a tener interés, porque entre
los tres intervinientes no serían capaces de alumbrar una idea
buena.
Se les ocurrió, para paliar esto,
colocar el atril acusica: ¡Rajoy no ha querido venir! La gente
normal se dio cuenta de que tendría cosas más interesantes que
escuchar a esos entre manos.
Había soluciones mejores que el atril
vacío. Es obvio que hacérselo ocupar a alguien de IU sólo habría
servido para añadir ruido al que se suponía que iba a haber y hubo.
Alguien de UPyD, en cambio, habría aportado sustancia al debate. Lo
que ocurre es que los oligarcas temen a UPyD, porque es el partido
que lleva a cabo actuaciones concretas y tiene en el programa
iniciativas que inevitablemente desmantelarían la oligarquía y
darían paso a la democracia real en España.
Por cierto, un descarado vaticinó hace
tiempo, demostrando con ello que tenía información privilegiada,
que se produciría una desbandada en UPyD. Es cierto que en los
últimos tiempos se había formado una suerte de espuma en este
partido y que ahora se ha ido por el sumidero. Han quedado los que
proporcionan consistencia moral al partido. Son los que más valor y
dignidad han demostrado ante el terrorismo y los que con más
decisión se han enfrentado a los nacionalistas. Me refiero a
Fernando Savater, Aurelio Arteta, Andrés Trapiello y Fernando
Iwasaki. Podría poner más nombres gloriosos, pero entonces tendría
la tentación de hacer una lista interminable.
De modo que el resumen del debate del
siglo quedó en un atril vacío como estrella del programa y tres
comparsas cuyo único afán consiste en intentar conseguir el poder y
para ello saben que imprescindible no molestar a los amos.
'El árbol del silencio''El bucle'
'Versus'
'Volver a Canfranc'
'Condesa Natasha Brasova'
'La invención del reino vegetal'
'La eficacia de la creatividad'
'Yrha y Luna, caminos cruzados'
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