Hay muchos modos de ver las cosas, el de
un imbécil puede consistir en que sólo daría sus órganos a un
catalán, para lo cual en la mayor parte de los casos precisaría de
una improbable complicidad de otras personas.
Puesto que muchas donaciones sólo se
pueden hacer efectivas tras la muerte del donante, en el caso de que
alguien dijera que sólo quiere dar sus órganos a un catalán, o un
vasco, precisaría que el equipo médico correspondiente quisiera
respetar ese deseo, lo cual es muy difícil que suceda, puesto que al
hacerlo se señalaría ante el mundo entero. Quizá tampoco sea legal
esa condición.
Es posible que muchos no estén de
acuerdo con mis tesis, pero ello no va a impedir que las exponga. La
ventaja del donante, y yo he dado sangre cien veces, médula ósea
una y quizá tras mi muerte se pueda aprovechar algún órgano mío,
consiste en que los receptores de la ayuda, que acaso les haya
salvado la vida, pueden ser personas que hayan perjudicado o
intentado perjudicar a uno. Eso para mí es una ventaja. Hay gente
que disfruta haciendo el mal, aunque vista un disfraz que le haga
parecer razonable, y estas personas deberían tener vergüenza por
estar haciendo daño a quien a lo mejor le ha dado un litro o dos de
sangre, o cualquier cosa. en otra ocasión. Todos los que reciben esa
ayuda que necesitan no son agradecidos. Dicen: me han tenido que
poner siete bolsas de sangre, y por el tono parece que la sangre la
hayan comprado en un supermercado.
También se da el caso de personas que
piden solidaridad para sus dolencias a gente de toda España y luego
votan a Bildu o ERC, y hacen encendidas proclamas de odio a España y
los españoles.
Un donante sabe que su actitud es más
sana psicológicamente que la de esos enloquecidos fascistas.
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'1978. El año en que España cambió de piel'
'Historias de la otra razón'
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‘Búsqueda y desarrollo del talento’
1 comentario:
Estoy de acuerdo contigo en la donación solidaria de sangre, médula y órganos. También estoy de acuerdo que no es sano ser selectivo en base ideologías y nacionalidades. Como has dicho a lo mejor no puedo compartir tu tesis de que ser donante me hace tener ventaja, a mí desde luego no me pasa por la cabeza.
Parece que a ti te supone una ventaja moral, al menos eso creo leer. Te confiere un estatus de caballero salvavidas. Para mí no me supone una elección porque yo me lo he impuesto como un deber de vida, que no me da más ventaja que la de dar para que exista un economato, sí, un banco de sangre, para quien sea que precise de ello-que puedo ser yo mismo-, para todos sin exclusión. No hay pues mérito alguno en dar ¿por qué habría de haberlo?
Cualquier autocomplacencia la considero vanidosa, si se restriega sobre mi cara. Si uno lo hace público diciendo que su sangre acaso salvara la vida de su enemigo y que éste después le apuñalara, está diciendo cría cuervos y te sacarán los ojos. O lo que es lo mismo ¡Qué injusticia!
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