sábado, 22 de abril de 2017

En Lequeitio se cometió una villanía

Lo de la villanía es por decirlo de forma suave, porque los vascos afectados por el virus de la cobardía no saben cómo hacer para demostrar su sumisión a los demonios y que para viles ellos.
Al buscar Lequeitio en Internet aparece la información de que en euskera y oficialmente el nombre es otro, y es que las lenguas vernáculas, que merecerían ser cuidadas y vistas con simpatía, han dado pie a que bandadas de descerebrados quieran volvernos tontos a todos. Con unos lo tienen más fácil que con otros. Algunos imbéciles quieren que Valencia sólo se diga en catalán y con este motivo le ponen un acento ridículo, y ridículo es también el que le ponen a Denia, por citar otro caso de estupidez supina.
La cuestión es que en Lequeitio le han hecho un homenaje a un etarra ¡y ha sido en el propio ayuntamiento! Si el homenaje se lo hubieran hecho a un cerdo no habrían caído tan bajo. Lo dijo un vasco, Pío Baroja: «El hombre está un milímetro por encima del mono, cuando no un centímetro por debajo del puerco.». Pues es el caso de esos de Lequeitio.
Covite, lo más sano que hay en España, lo ha denunciado. ¿Quién si no iba a velar por la dignidad de los españoles? Hay que recordar que la palabra dignidad cobra todo su sentido cuando la pronuncian Consuelo Ordóñez, Maite Pagazaurtundúa, Josu Puelles, o cualquiera de los benefactores de Covite. Tampoco hay que olvidar que esta palabra la pronuncian también auténticos bellacos, por lo que, dada su naturaleza, es imposible que logren captar su significado. En sus bocas viene a ser como si la dijera un loro.
Lequeitio ahora mismo es un pueblo sin dignidad, un pueblo maldito, un pueblo cuyos habitantes deberían avergonzarse de pertenecer a él, pero sólo pueden hacerlo los que no han perdido la vergüenza.


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