lunes, 17 de abril de 2017

Otegui, la dignidad, y Arzalluz

Se conoce que Otegui dijo que esa (mala) función de teatro según la cual los etarras entregaron las armas era una manera de «cerrar un capítulo de la manera más digna posible».
Hay que tener en cuenta que el hecho de que alguien use una palabra no significa que conozca su significado más allá de lo que dice el diccionario. Y ni siquiera eso. Para entender lo que significa la palabra dignidad hay que estar en condiciones de valorar el esfuerzo de Consuelo Ordóñez. Sólo quien es capaz de comprender la importancia de la tarea que lleva a cabo al frente de Covite y está dispuesto a colaborar en la medida de sus posibilidades con la asociación conoce el alcance de la palabra dignidad.
Un etarra, Otegui por ejemplo, que de repente y a causa de un milagro sólo al alcance del mismo Dios, tuviera alguna noción de lo que significa esa palabra comprendería al mismo tiempo el inmenso daño que ha hecho la banda a la sociedad española y comprendería que es imposible repararlo ni siquiera en una mínima parte. Por supuesto que de inmediato se pondría a colaborar con las instancias judiciales para esclarecer los atentados que todavía siguen impunes. Tendría vergüenza de utilizar la palabra dignidad. ¿Cómo va a tener dignidad un terrorista o quien de forma activa o pasiva ha colaborado con los terroristas?
Otro en cuya boca la palabra dignidad adquiere un significado grotesco es Arzalluz. Más próxima a la verdad parece esa aseveración suya de que pasará a la historia como un malvado. ¡Y tanto que sí!
Sabe perfectamente que sin el PNV no habría podido existir ETA. La mera existencia de este partido ya era una coartada para que la banda actuara con la crueldad que le es propia, del mismo modo que sin la existencia de ETA el PNV no habría podido alcanzar jamás tanto poder.


No hay comentarios: