Digamos que la grandeur de La France fue
menos grandeur cuando los franceses, en gran porcentaje, colaboraron
con los nazis. Diga lo que diga Le Pen, porque los nacionalistas no
existen sin el engaño.
También fue menos grandeur cuando
Francia servía de refugio a los etarras. ¡Qué vergüenza para
Francia! Un etarra, después de cometer uno de sus viles atentados,
cruzaba la frontera y ya estaba a salvo.
La grandeur. Qué manera de utilizar la
historia de manera torcida. No hay ninguna nación que no deba
avergonzarse de su pasado. El papel de la historia es el de ayudar a
no repetir errores, pero los nacionalistas se sirven de ella para
embaucar a las gentes.
Hoy se celebran elecciones en Francia y
según la ley de Murphy todo error susceptible de ser cometido se
cometerá. Hay cuatro candidatos con posibilidades de pasar a la
segunda vuelta. Dos de ellos pueden ser considerados como un mal
menor. Cualquiera de los otros dos sería catastrófico y no sólo
para Francia. ¿Qué votarán los franceses en esta tesitura?
Los españoles no debemos burlarnos.
Tenemos abandonadas a las víctimas del terrorismo y el partido que
presentó el mejor programa, que incluía la separación efectiva de
poderes, y cuyos candidatos demostraron en todos los debates en que
participaron que eran los mejor preparados, apenas consiguió votos.
Por supuesto que me refiero a UPyD, el partido que más y mejor luchó
contra la corrupción. En cambio, Podemos, que viene a convertir la
política en un espectáculo de los bajos fondos, logró un gran
éxito electoral.
Melenchon, en Francia, quiere reducir el
número de horas semanales de trabajo a 32, la edad de jubilación a
los 60 y hacer caso omiso a las normas de la Unión Europea sobre el
déficit fiscal, entre otras lindezas. Melenchon dice que se inspira
en el coletas. ¿Y eso quién lo ha de pagar?, cabría preguntarle.
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