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viernes, 25 de enero de 2019

Pedro Sánchez y los venezolanos

Venezuela es un país que dispone de muchos recursos naturales, o sea, es muy rico y sin embargo sus habitantes viven en la miseria, mientras sus dirigentes lo hacen en la opulencia.
En España tenemos a granujas que han irrumpido en la vida política gracias a los votos de esos que no desean mejorar su condición, sino vengarse de los que están mejor, con lo cual promueven desgracia para todos y más para ellos. Por cierto, los dirigentes de ese partido infame también viven en la opulencia, maltratan a quienes los cuidan e incluso les pagan poco y en negro. Uno de ellos dijo que en Venezuela se come tres veces al día.
Los venezolanos se han cansado de pasar hambre y ven en Guaidó su salvación. Todos los países de América que pueden considerarse democráticos lo han reconocido como presidente de Venezuela. España, cuyos vínculos con ese país son más que evidentes, debería haberse solidarizado enseguida con esos venezolanos que intentan librarse de la tiranía. No lo tienen fácil, Maduro es un asesino redomado. Merece ser juzgado por un tribunal internacional. Pero a Sánchez los venezolanos no le importan mucho. Teme que sus socios de gobierno lo abandonen si da el paso que debe dar. Dejará que se le adelante Francia y que en los corazones de los hispanoamericanos crezca la gratitud hacia ese país y el desencanto hacia España.
Por su parte, la pudorosa Unión Europea está ajustándose las enaguas antes de dar un paso. El odiado y salvaje Trump ha demostrado ser más solidario comprometido con los valores democráticos que todos esos santos varones e intachables damas de la aristocrática Unión Europea. Unión de burócratas minuciosamente aburridos, urdidores de pactos interesados y fomentadores de traiciones inesperadas (o no tanto) para los incautos que conservan la fe.
Los venezolanos se juegan la vida y esperan comprensión y ayuda. A Sánchez solo le interesa poder usar el falcon.


sábado, 21 de julio de 2018

El DNI de Puigdemont

Se viene comentando que Puigdemont puede moverse tranquilamente por los países de la Unión Europea, al menos mientras Pedro Sánchez presida el gobierno español, sin necesidad de renovar el DNI y el pasaporte, que necesariamente le van a caducar antes de que pueda volver a España.
Si el gobierno pasa a manos del PP o de otro partido que tenga respeto por los ciudadanos y que, por tanto, desee que se cumpla la ley, Puigdemont y el resto de los fugados deberán cuidarse de transitar por países cuyo desprecio por la euroorden, como es el caso de Alemania, Bélgica y otros, no les conste.
De cualquier modo, la situación de los prófugos, al menos en teoría, no es cómoda. Depende en gran medida de los deseos que tengan los gobiernos de los países en los que están de perjudicar a España, aunque sea perjudicando su propio sentido de la justicia, su propio respeto por sí mismos. Queda pendiente, no obstante, la cuestión de la Tarjeta Sanitaria Europea. Es de esperar que el gobierno español se la haya retirado a todos, incluso la de Ana Gabriel, puesto que han rehusado presentarse ante el juez para explicarle su comportamiento. Es mucho esperar de este gobierno surgido de un modo tan miserable que cumpla con su obligación, pero es probable que no sea eterno, a pesar de que se le nota claramente que lo desea. Así al menos cuando haya un cambio los prófugos quedarán sin atención sanitaria y habrá que ver si hay alguien dispuesto a correr con los gastos.
De momento, quienes les han sucedido en los cargos no tienen ninguna intención de recorrer el mismo camino. Gritan mucho, pero no dan un paso en falso, no tienen madera de héroes. Los prófugos tampoco, lo han demostrado al fugarse. Se creían impunes y ya han visto que no. Corren el peligro, además, de ser expulsados de sus partidos.

viernes, 20 de julio de 2018

Llarena ha hecho bien

Según algunos, como Tsevan Rabtan pongamos por caso, se ha equivocado. Pero es que este abogado ve el asunto como si España fuera su cliente y tuviera que recomendarle la mejor opción de entre las posibles.
Pero ese no es el caso, sino que lo que hay que considerar es que España forma parte de una comunidad y algunos de sus socios han incumplido sus compromisos. Ha hecho, pues, muy bien el juez Llarena en airear esta deslealtad y poner en relieve la realidad de la Unión Europea.
Como ha explicado el señor juez, que ha dado una lección a sus homólogos europeos, la constante en todos los casos ha sido el quebrantamiento de los compromisos contraídos, pero luego cada una de las naciones se ha servido de un pretexto diferente o ha usado una táctica distinta, todas ellas siempre ofensivas para España, para llevar a cabo su felonía. Nada nuevo bajo el sol, por otra parte. Ahora se entiende que la Unión Europea avance tan lentamente. Lo único que la salva es que es una necesidad y lo que señala Llarena debería servir para que los gobiernos de esos países hicieran examen de conciencia y reconocieran que no se han esforzado lo suficiente en su construcción.
Es una vergüenza para esos países, Alemania, Bélgica…, lo ocurrido.
En España hay cenutrios, Jordi Évole, Mónica Oltra y otros, que lo han entendido al revés, porque seguramente tienen el cerebro mal colocado, lo que debía ir delante detrás, o quizá en posición invertida, lo de arriba debajo.
El diario El País, por su parte, últimamente tiende a parecerse a su competidor Público y dado ese intento lo mejor es no fiarse mucho. Basta con leer a cuatro o cinco de sus firmas, no muchas más, y desentenderse de su línea editorial y también, por supuesto, de lo que dice acerca de la decisión de Llarena.

jueves, 7 de junio de 2018

El problema del gobierno de Sánchez

Aparentemente, Pedro Sánchez ha formado un gobierno pinturero, con la intención de dar el esquinazo a unos y reducir a otros, para finalmente ganar las próximas elecciones por mayoría absoluta.
Trata de calmar a los mercados, a la Unión Europea, a los cuerpos policiales, a todos en resumidas cuentas. Salvo a las víctimas del terrorismo, como si no tuvieran nada que decir, como si no tuvieran derechos.
Él mismo se cree que ha hilado muy fino en la formación del gobierno, pero los demás estamos a la expectativa, porque sospechamos que haya puesto cuatro o cinco floreros, no necesariamente mujeres, para que otros, u otras, hagan el trabajo sucio mientras nos entretenemos con el brillo de esos.
Pero eso no es todo, ese gobierno ha sido conseguido mediante un pacto con todos los demonios del infierno, o casi todos, y quienes han aceptado ser ministros en esas condiciones que no tienen el menor respeto por los ciudadanos, sino que lo suyo es egoísmo puro y ausencia total de vergüenza. Un gobierno de este calibre, lógicamente, no puede inspirar ninguna confianza, aunque aparentemente sea así.
La otra cuestión es que el nuevo presidente del gobierno se cree más listo que sus socios y piensa que está en posición de ventaja con respecto a ellos. Ambas cosas podrían ser ciertas, no lo niego; lo ocurre es que sus socios, aún en el caso de que sean menos inteligentes que él, son, al menos, igual de retorcidos y malvados. No se van a dejar pasar la mano por el lomo tan fácilmente, sino que le van a preparar emboscadas y jugarretas, no ya con el fin de descabalgarle de la presidencia, sino para frustrarle en su pretensión de engatusar al electorado.
Sin contar con que el PP tiene la mayoría en el Senado y llevará a cabo todas las acciones que piense que le pueden favorecer electoralmente.

miércoles, 18 de abril de 2018

El Supremo ajusta las cuentas a Alemania

El Auto de la Sala de Apelaciones del Tribunal Supremo ha dejado claro que lo del tribunal alemán es propio de caraduras y además descarados, porque nada en su resolución se sostiene intelectual ni jurídicamente hablando.
El disparate es obra de un tribunal regional, pero luego también hubo una ministra metiendo la pata y a todo esto hay que añadir la opinión pública alemana, que en modo alguno habría consentido que ocurriera algo similar en su país, pero disfruta haciendo daño, o ayudando a hacerlo a otro.
Los alemanes se tienen por perfectos, y ya se ve que esa pretensión es un delirio y ha tenido que ser un tribunal español el que les enseñe dónde está la perfección. Deberían aprovechar el Auto español para aprender derecho y aprender decencia, que de ambas cosas andan faltos.
La Unión Europea es una necesidad imperiosa, puesto que hay que defender el Estado del Bienestar y el caso de los forajidos catalanes ha servido para darnos cuenta de que todavía no existe ni como proyecto, puesto si no hay lealtad entre las naciones falla la base. Y lo que hay es deslealtad manifiesta y no sólo por parte de una nación, sino de muchas. De otras naciones no se esperaba nada, pues los antecedentes no inducen a pensar que tengan un sentido del deber arraigado, pero de los teutones sí se esperaba más, por aquello de su aparente compromiso europeísta, pero ya se ha visto que era un espejismo. A partir de ahora hay que pensar en que ven a la Unión Europea como un mercado en el que pueden colocar sus productos.
Esto también lleva a pensar que va a ser España la que resuelva sus problemas, sin ayuda de nadie y una vez conseguido será la única nación capaz de liderar la construcción de la Unión Europea, porque es el país menos nacionalista de Europa.

martes, 17 de abril de 2018

El caso Puigdemont y Europa

Algunos extranjeros bienintencionados han dicho que el caso Puigdemont y debe resolverse en España.
Bien, pero también es europeo, puesto que los forajidos se han ido a refugiar en varios países del continente. Está en juego, por tanto, el crédito de la Unión Europea, puesto que se va viendo que la imprescindible lealtad entre las naciones que la componen es puro camelo. Un sueño, una ilusión, un frenesí.
Una lamentable ministra alemana ha dicho una sandez que es una ofensa en regla a un país aliado, como es España, a un socio de la Unión. Ha insinuado que Puigdemont podría vivir en libertad, en un país libre. Entonces, señora estúpida, los alemanes residentes en España no viven en un país. El caso es que la impresentable esta se ha disculpado, o medio disculpado, pero no ha sido puesta de patitas en la calle, que es lo que debería haber sucedido.
La cuestión es que la Unión Europea se resquebraja, sin que los alemanes sean conscientes de ello, ni tampoco los demás países en los que han sentado sus reales el resto de forajidos.
El caso afecta a todos los países de la Unión Europea, puesto que se ha atacado la ilegalidad de uno de ellos. Los separatistas, además, llevan mucho tiempo haciendo una propaganda infame, por falsa y peligrosa, sin que los gobiernos de esos países aliados hayan salido al paso de semejantes despropósitos y hayan dejado que sus ciudadanos se crean esas mentiras.
Esos gobiernos dejan que la opinión pública de sus países tengan unas creencias contrarias al espíritu de la Unión Europea, luego acogen a los fugitivos y reciben con reticencia las peticiones para que sean puestos a disposición de la justicia del país en el que se han cometido los presuntos delitos.
Cabría hablar de la Europa irresponsable.

domingo, 15 de abril de 2018

35 años de cárcel por cristiano

Ocurre en esa Turquía que pretende ser admitida en la Unión Europea. Si no acepta y asume como propios los valores de la civilización no se le debería permitir.
Pero este cristiano ejemplar que va a ser condenado a esa pena y que responde al nombre de Andrew Brunson también pone en evidencia a esos otros cristianos que lo son, pero de boquilla, meapilas se les llama, y que reaccionan ofendidos ante cualquier mínimo cuestionamiento de sus creencias. Hace poco me las he tenido que ver con uno de esos, no español, sino de otro país. Si tuviera que dar sus dos características principales, me decantaría por la doblez y la obsecuencia, con el agravante de que las he descubierto de repente, nunca lo hubiera sospechado de él. Doblez por tergiversar a sabiendas mis palabras, en el ingenuo supuesto de que se me hubiera olvidado lo que dije, y obsecuencia ante un leguleyo al que se le adivina más intención de retorcer las leyes que procurar su cumplimiento y siempre actuando como explicó Cervantes: «Cubre el traidor sus malas intenciones/ con rostro grave y ademán sincero,/ y adorna su traición con las razones/ de que se precia un pecho verdadero.» .
También tuve que catalogar como meapilas a otro personaje, esta vez español pero que está en el extranjero, en este caso agravado además por su condición de cura, que se presenta como muy caritativo, y se muestra obsequioso para conseguir lo que quiere, pero que luego no tiene empacho en que se le note que lo que le motiva es su afán de notoriedad.
Al compararlos con esta sarta de hipócritas cobra verdadero valor el gesto de aquéllos cuya fe es tan verdadera que por ella arriesgan todo.
Merecen que se les ayude, se les apoye, se les aplauda, se les agradezca que muestren la parte buena del ser humano.

martes, 10 de abril de 2018

Alemania, según Hermann Tertsch

Hay un artículo del autor citado que se titula ‘Algo huele a podrido en Alemania’ en el que se pone de manifiesto la situación actual de ese país.
Sorprende que la Embajada española en Alemania no esté al corriente de lo que cuenta Hermann Tertsch, porque da la impresión de que el gobierno alemán nos ha tomado el pelo con nocturnidad y recochineo. Baste ver la traducción que ha hecho el diario del conde del Auto para cerciorarse de ello: «el reclamado no habría cometido actos delictivos, ya que no existe ninguna ley alemana que penalice la participación en una “rebelión” en España». Aparte de la burla a los españoles que supone el texto citado está el hecho de que la ministra alemana de Justicia aseguró que conocía la sentencia desde el día anterior. Y también que cuando la fiscalía alemana presentó sus conclusiones sobre el caso, fuentes del tribunal que lo tenía que ver informaron que resolverían el caso en dos días. Con los datos actuales, se puede pensar que lo tenían todo previsto de antemano.
Ya anteriormente se había visto, con la crisis del pepino por ejemplo, que el gobierno alemán, con Merkel a la cabeza, no tiene muchas contemplaciones. Además, esta señora dio muestras de torpeza, porque su acusación no era lógica, ya que en España no se había producido ningún contagio. Fue una falta de respeto, por su parte, además de la citada escasa capacidad lógica. Que las alternativas que tiene sean peores que ella no significa que Merkel sea buena.
Ahora queda claro que si existe la Unión Europea es por necesidad, porque no hay vocación europeísta, ni lealtad de unos socios con otros, sino egoísmos desatados y los mismos deseos de siempre de perjudicar a las demás naciones. Por eso se vienen cometiendo tantos errores, como el caso de Grecia por ejemplo, que luego se pagan muy caros.

viernes, 6 de abril de 2018

Infame tribunal alemán

Esta mañana, al encender el ordenador, he visto que el tribunal de justicia alemán ha soltado a Puigdemont. Eso me ha puesto de malhumor para todo el día.
Pues claro que el juez Llarena debería plantearse la conveniencia de retirar la euroorden. Naturalmente que no nos podemos fiar de los tribunales de justicia europeos. ¿Cómo se atreven esos jueces alemanes a enmendarle la plana al juez español? ¿Cómo que sí que ha habido violencia, pero poquita?
Deberían saber esos jueces alemanes que a Puigdemont se le ha de juzgar en España con más garantías legales de las que habría tenido en Alemania si los delitos se hubieran cometido allí. Eso se va viendo ahora, dada la ligereza que ha demostrado ese tribunal.
Va a resultar que España es el país más europeísta de todos, el que con más nobleza actúa con respecto a los demás, como lo demuestra el hecho de que haya depositado su confianza en otros, ya se ve que de forma ingenua. Si la justicia española no fuera de fiar, tampoco se habría fiado de las demás.
Ya se ve que a España se le sigue teniendo esa envidia que dio lugar a la leyenda negra, de la que, por cierto, se sirvió el infame Lutero para conseguir sus propósitos, con lo que demostró sin lugar a dudas que no podían ser muy limpios. Y los alemanes se creyeron las patrañas del clérigo difamador y siglos después siguen rindiéndole culto.
Los alemanes tampoco demostraron ser muy listos, ni muy limpios, cuando se dio la llamada crisis del pepino, que tanto hizo a España, cuando toda la culpa era alemana.
En la Unión Europea, a la vista está, siguen primando los intereses egoístas, sigue existiendo la discriminación y no se piensa en el bien común. A ese tribunal de justicia alemán no le ha importado causar un daño enorme a un país aliado con su decisión.