sábado, 13 de julio de 2019

Torra, al tostadero

Hay un consenso unánime en que Torra está loco. Lo dicen sobre todo los catalanistas, porque los demás van más allá y a este epíteto añaden el de racista, xenófobo, mala persona, arbitrario y desalmado.
El caso es que todo apunta a que Torra piensa que pasará a la eternidad como un héroe. Pero mientras tanto este cabeza de chorlito se comporta como un villano. Esa es una constante en todos los que tienen que ver con el catalanismo. Quienes lo han venido financiando, para que sea posible, han sido los primeros en salir por pies. Se han llevado las sedes, pero todo el aparato sigue donde estaba. Bien, pero eso es de momento. Lo primero que han demostrado es su habilidad para huir. La misma que tuvo Dencás, la misma que tuvo Puigdemont, pero no solo Puigdemont, otros desgraciados, y también otras desgraciadas, hicieron lo mismo. A la fuga le llaman exilio, que es como si a las lechugas se les quisiera llamar rinocerontes.
Todos esos, Junqueras, Forcadell, Forn …, aunque unos más que otros, creen que van a pasar a la historia como unos adalides, como unos seres extraordinarios que se sacrificaron por los catalanes. Pero mientras tanto se van comportando como unos miserables. Más despabilado que ellos fue Arzalluz, que dijo: «pasaré a la historia como un malvado». No puede ser de otra manera. Lo primero que deberían hacer para pasar a la historia como desean es hacer méritos para ello. Pero no, tienen la vista distorsionada y la mirada obtusa.
Torra se las tendrá que ver con el tribunal y los demás tendremos que ver cosas de las que no querríamos ser testigos. Tener que asistir, en primera fila, al espectáculo de la degradación humana, que es lo que nos va a proporcionar este tipo, y al envilecimiento de las masas, más grandes o más pequeñas, que puedan acudir en su apoyo, no resulta agradable. 

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