miércoles, 26 de junio de 2013

Si a Mas le parece razonable es que no lo es

Hace falta dinero para muchas cosas perentorias, pero no hay. Sin embargo, sobra el dinero para subvencionar medios que publican en catalán.
Y en la Comunidad Valenciana también. La gilipollez es contagiosa. Y también hay enemigos de los valencianos prestos a poner el grito en el cielo si se quita un solo céntimo de las ayudas a la promoción del catalán en las tierras valencianas. Pero a mí me han contado que en una farmacia se le negó un medicamento a una persona porque valía 2000 euros y la Generalidad paga muy tarde. Pero no es necesario recurrir a los casos extremos, basta con recordar cómo eran las cosas y cómo son.
¿Desde cuando una lengua es más importante que una persona? ¿Desde cuando se considera ético condenar a la gente a pasar hambre o a ser diagnosticada tarde, con las consecuencias que se pueden imaginar, porque hay que destinar recursos a la protección de una lengua?
Lo de Mas no es gilipollez, sino interés. Si los nacionalistas pusieran su interés en el cuidado de la gente en lugar de en la Causa el nacionalismo se quedaría en nada.
Basta con meditar un poco, sólo un poco, para comprender que el nacionalismo consiste en convencer a las masas para que se sacrifiquen en beneficio de cuatro gatos, con perdón para los gatos.
Si los nacionalistas, de cualquier pelaje, pensasen en gobernar en beneficio de las personas dejarían de ser nacionalistas. Ellos dicen que defienden un territorio, no a quienes viven en ese territorio. Para ellos todo son obligaciones, como si se tratase de una religión.
La suerte de la lengua catalana, y la de cualquier otra, no depende del dinero que se gaste en defenderla. Y eso lo sabe Mas, porque alguien se lo tiene que haber explicado. Lo que ocurre es que los nacionalistas no defienden a ninguna lengua, procuran su supervivencia.


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