lunes, 24 de junio de 2013

Duran i Lleida reconoce que hay duplicidades

Lo que ocurre es que pedir que se elimine el ministerio de Sanidad es un despropósito del tamaño del que suelen ser los de los nacionalistas, tan desleales ellos.
Son leales a la Causa y para conseguir sus propósitos no les importa ser desleales en todos los demás casos, con lo cual queda claro su concepto de la lealtad. Tampoco se la tienen a sus votantes, que han de sacrificarse por la Causa.
Las competencias de Sanidad y Educación no debieron ser transferidas a ninguna Comunidad Autónoma, porque el reparto de fondos nunca puede ser equitativo. Se pacta con todas en un momento dado y tres años después han cambiado las circunstancias de todas. ¿Qué sentido tiene que los médicos tengan que hablar catalán para poder ejercer? ¿Cuando un catalán necesita una transfusión de sangre pregunta si el donante habla catalán?
Los niños constituyen el mayor tesoro de cualquier país. Deberían ser objeto de atención preferente y pensando únicamente en su beneficio, de lo cual acabaríamos beneficiándonos todos. Dejar la Educación en manos de políticos de segundo o tercer nivel es una pulsión autodestructiva. Debería consensuarse entre todos los partidos y seguir de cerca los resultados que se vayan obteniendo y pactar entre todos, una y otra vez, los cambios que la prudencia aconseje efectuar. En este terreno debería evitarse el ordeno y mando. Todos los partidos deberían comprender que nos jugamos mucho en el envite y actuar en este campo con altura de miras.
Lo de adoctrinar a los niños, en cualquier sentido, es una aberración, una canallada, un acto claramente reprobable. Hay que enseñarles a ser personas y a decidir por sí mismos. No sé si los nacionalistas pueden entender esto.
No sólo Duran i Lleida ha echado su cuarto a espadas, también han rebuznado otros nacionalistas, poniendo de manifiesto su egoísmo. No merecen ser tomados en cuenta.





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