domingo, 18 de mayo de 2014

Al final, Valenciano

O sea, Elena. O sea, nada. Según voy leyendo, Miguel Arias Cañete y sus asesores pensaron que su antagonista le iba a plantear el debate en los términos que le convenían y llevó muchas notas sobre el particular.
No era difícil, no obstante, predecir que Elena Valenciano y su equipo le tenían preparada una emboscada, en la que cayó, con el fin de vincularlo al machismo. Realmente, las únicas posibilidades de ella eran esas y parece mentira que en el PP no se previera eso.
Por otro lado, y también siguiendo el hilo de lo que he leído sobre el particular, porque repito que no vi el debate, parece ser que hay asuntos que a Cañete le importan poco, puesto que al ser interpelado sobre ellos se quedó sin respuesta.
Que necesitara papeles para debatir con Valenciano da idea de lo poco que Cañete se había interesado previamente por conocer cosas de ella y las cuestiones sobre las que le podría abordar.
Al final el hombre quedó como machista, sin caer en la cuenta de que ella también lo es. El feminismo es, ante todo, un ideal de justicia. Si se utiliza el feminismo de forma espuria, con el único objetivo de colgarle a alguien el sambenito de machista, no se avanza en este camino.
Hay mucha confusión sobre los términos machismo, que es prepotencia, y feminismo, que es la búsqueda de la justicia. Por tanto, si se utiliza este último término de modo injusto se le prostituye.
Con respecto a los minusválidos, discapacitados o personas con discapacidad, tampoco tienen ni idea Cañete y Valenciano. Empate por este lado.
Es decir, dejando aparte a la gente sectaria que está deseando echar al cubo de la basura a uno u otro, según sea el caso, para los ciudadanos pensantes el panorama es deprimente.
 

No hay comentarios: