El
poder es muy tentador. Tanto que esclaviza de forma casi traumática,
o sin el casi, a quienes le persiguen.
Una
cosa es hacer lo que se debe, o lo que se cree que se debe, y otra
muy distinta obrar arbitrariamente, que es lo que suelen hacer
aquellos a quienes les gusta sentirse poderosos. Zapatero, por
ejemplo, presumió en Málaga de que las inversiones del gobierno en
esa ciudad habían crecido exponencialmente, como si los malacitanos
se lo debieran. Dio a entender, con su manera de hablar que no lo
había hecho para cubrir unas necesidades de Málaga, sino,
sencillamente, porque había querido hacerlo (y habrá que ver cómo
sale del trance en el que está involucrada Magdalena Álvarez, la
ministra de Fomento de la época). Estas cosas vienen siendo
frecuentes en todos los presidentes del gobierno de España y también
en los autonómicos.
En
el caso de Aznar, cabría detenerse en su empeño por desmontar el
grupo Prisa, al que tanto favoreció el gobierno anterior. El
gobierno siguiente, el de Zapatero, también intentó contrarrestar a
Prisa. Unos y otros gobernantes manejan el dinero de los impuestos
como quieren.
Aznar
quiso servirse de su entonces amigo Villalonga para acabar con el
imperio Prisa y así nos fue. Esa aventura de Telefónica, con la
salida a bolsa de Terra y Movistar incluidas, resultó muy cara y
generó daños colaterales.
Si
los poderosos supieran estarse quietos, sobre todo cuando no manejan
su dinero sino el de los demás, todos saldríamos ganando. Lo que
tanto anhelaban Aznar y Zapatero ocurre por sí solo, sin que ellos
tengan nada que ver. Quizá esto último les sepa mal. Prisa se
muere sola. Cebrián, otro al que se conoce que le gusta el poder, en
su intento por tener más y más, ha podido incurrir en inversiones
ruinosas que acabarán por destruir el grupo.
'El eco de la palabra'
'Las lunas de Miles Davis'
'Dragoste y Los finales y los sueños'
'Yo soy el hijo de Franco'
'¡Abajo las armas!'
'El amor no es un verso libre'
'Figuraciones mías'
'Fuga y contrapunto'
'Las lunas de Miles Davis'
'Dragoste y Los finales y los sueños'
'Yo soy el hijo de Franco'
'¡Abajo las armas!'
'El amor no es un verso libre'
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