domingo, 5 de julio de 2020

Del Bosque no tiene cabeza


Si partimos de la base de que una cosa es lo que pudo entender Sócrates por triunfar en la vida, y otra muy distinta lo que piensa la mayoría de esta misma cuestión, y nos centramos en esta, hemos de convenir en que para ello no hace falta tener talento. En el campo del fútbol, por ejemplo, Guardiola no para de decir burradas. Hay que tener mucho serrín en lugar de seso para decir tantas barbaridades.
La penúltima simpleza de Del Bosque reza así: «en esta pandemia ha pasado como en el fútbol: todos somos entrenadores». Cabe decirle al señor don Burro que si la gente no pusiera tanta pasión en el fútbol, ellos, los profesionales, no cobrarían tanto. Mejor nos iría si el dinero del fútbol se dedicara a la ciencia.
En lo que respecta a la política, pues es la obligación de todo ciudadano. Para votar de forma responsable, es decir, como adulto hay que informarse de las cosas y una vez impuesto del asunto forjarse la propia opinión. Este tipo quiere que los ciudadanos den por bueno lo que hace el gobierno y si se les dice que no tenía información previa, aunque todos los datos digan que sí la tenía. Pretende que la ciudadanía se comporte como si fuera menor de edad, lo cuál se da, desgraciadamente, en muchos casos.
Sin salir estos dos que han triunfado en el campo del fútbol y lo han conseguido sin tener cerebro, cabe abundar en que Guardiola defiende una ideología, la nacionalista, que nunca ha hecho nada bueno y que en su caso concreto conduce de forma irreversible a la decadencia de Cataluña. En este punto concreto creo que también mete la pata Del Bosque. Pero lo que quería indicar de él, sobre todo, es que presta su apoyo moral a dos cómplices de una dictadura sangrienta, la de Maduro. Zapatero lo demuestra cada día, y Sánchez con el Delcygate y luego al impedir que el Parlamento español lo condene.

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