sábado, 4 de julio de 2020

Respaldo a Guaidó


La Justicia británica ha dado a Guaidó el control del oro venezolano depositado en el Banco de Inglaterra, con lo cual los venezolanos pueden respirar tranquilos, ya que permanece en su poder y no en las manos del sanguinario Maduro, narcotraficante, mafioso y depravado. El dictador caribeño se mantiene en el poder artificialmente, sostenido por fuerzas extranjeras, mientras los venezolanos mueren de hambre o a tiros.
Guaidó ha sido reconocido como presidente encargado de Venezuela, por todos los países democráticos del mundo, excepto el español, que no en balde está dejando de ser democrático.
España también lo había reconocido, pero la inclusión de Podemos ha convertido al gobierno en un circo en el que proliferan los payasos sin gracia. Especialmente grotesca fue la ministra de Asuntos Exteriores cuando trató de explicar la actitud del gobierno con Guaidó, y también con el Delcygate.
A Zapatero no le habrá sentado bien el fallo de la Justicia británica, pero difícilmente extraerá las consecuencias que le atañen en relación con sus continuos viajes a Venezuela y su amistad con Maduro y Delcy. Seguro que la Justicia estadounidense tiene más información sobre esto que la que él quisiera. Tampoco le habrá sentado bien a Iglesias, cada vez más metido en ese laberinto en el que le metió su torpeza. Y ambos, Zapatero e Iglesias, han enredado en el juego a Sánchez y al mini Rasputín, al que, a lo mejor, se le vuelve a caer el pelo del susto, cuando se dé cuenta del lío en que se ha metido.
El Parlamento español hizo el ridículo hace poco ante el mundo civilizado, al negarse a condenar a Maduro. Ya se sabía que Lastra iba a votar lo que le mandara Sánchez, pero los demás deberían darse cuenta de que el mundo los mira. Y todos esos que por sectarismo apoyan a Sánchez tendrán que explicar, más pronto que tarde, tanta tontería.


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