jueves, 23 de julio de 2020

Iván Redondo se queda sin chistera


A la vista de las últimas escenificaciones que le ha preparado al monigote para el que trabaja, en las queda de manifiesto una y otra vez la nulidad del personaje, cabe deducir que en esa chistera ya no quedan conejos. La chistera ya no sirve. Solo queda recurrir al masoquismo de los votantes que lo sostienen, porque se niegan a abrir los ojos. Cuando se den el morrón, porque con esta tropa al mando hay que esperar lo peor, veremos dónde se meten los dos, el aprendiz de mago y quien le paga.
Llega la hora de la verdad y cada vez que Sánchez ha de elegir, opta por lo peor. Así fue con Podemos, sin ir más lejos. Podía haberse aliado con el PP y ahora todo nos iría mejor a todos. Las explicaciones que ha dado una y otra vez son ridículas y tampoco son ciertas, porque él no suele decir la verdad. No pactó con el PP porque es incapaz de someter a control sus pasiones, lo cual le inhabilita para gobernar. El odio a la derecha es una de esas pasiones que lo condicionan, y se da la circunstancia de que al menos media España es de derechas, y contribuye a pagarle el sueldo. Gobernar contra quien te paga tiene malas consecuencias, como lo prueba la ruina que nos ha traído. La otra pasión que no puede controlar es la de mirarse al espejo. Y los necesita de esos que le oculten que es un burro.
No le queda más remedio que soltar lastre para avanzar, y ese lastre se llama Podemos. El siguiente paso es más delicado aún. Si tuviera talento lo haría, porque atrevido es, pero si diera ese paso, que consiste en adelgazar la Administración, para que tenga un tamaño lógico, haría un bien y lo que le va es hacer el mal, disfrutar del poder, no hacer lo que debe.


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