Padecemos un gobierno que en lugar de
procurar la salud y el bienestar de los ciudadanos actúa siempre del
modo que más conviene a sus intereses egoístas. El presidente no
tiene reparos en utilizar el Falcon o el helicóptero cada vez que se
le antoja, y el vicepresidente segundo dispone de un gran número de
guardias civiles que vigilan su mansión.
Es un gobierno que no sabe ni contar los
muertos, que tal vez superen los cien mil, puesto que según los
datos del organismo pagador hay ochenta mil pensionistas menos. Si no
es capaz de contar los muertos, sin equivocarse en ninguno, es porque
no los respeta a ellos ni a sus familiares.
No los respeta porque antes no los quiso
proteger, porque le interesaba más seguir con su agenda, y a saber
qué otras cosas le interesan, porque han pasado cosas muy raras con
las compras fallidas de material, sobre las que se han negado a dar
explicaciones. Este gobierno es responsable moral de unas tres
cuartas partes de las muertes, porque si hubiera actuado como
convenía, cuando convenía, no se habrían producido. Todos los que
apoyan a este gobierno, porque son estómagos agradecidos, o porque
son sectarios, y algunos ambas cosas, también son responsables
morales de esas muertes. Hay que recordar que ser sectario es ser
mala persona. No tiene vuelta de hoja.
Hay un tipo que ha ido saliendo por la
televisión, día sí y día también, mimetizándose con su jefe en
el caso de no decir la verdad, de tratar de confundir siempre al
personal y de llevar el agua a su molino, y a éste le han dado un
premio, con los que son obedientes hasta el último extremo.
Este gobierno que jamás ha hecho nada en
beneficio de los ciudadanos, sino que intenta dividirlos y enfrentar
unos con otros, señalando a unos como buenos -los sectarios-, y a
otros -los que no comulgan con ruedas de molino-, como malos, ha
encontrado un nuevo motivo para este afán, el de las mascarillas que
use cada uno.
Hay que reconocer que tanto el presidente
como el vicepresidente segundo son dos patanes.
‘2016. Año bisiesto’
‘El Parotet y otros asuntos’
‘Diario de un escritor naíf’
‘Yo estoy loco’
‘Valencia, su Mercado Central y otras debilidades’
‘1978.El año en que España cambió de piel’
‘Tránsito en la mirada’
‘Te doy mi palabra’
‘El Parotet y otros asuntos’
‘Diario de un escritor naíf’
‘Yo estoy loco’
‘Valencia, su Mercado Central y otras debilidades’
‘1978.El año en que España cambió de piel’
‘Tránsito en la mirada’
‘Te doy mi palabra’
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