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martes, 20 de agosto de 2019

La ‘maldad’ de Rosa Díez

Alguien ha sacado a relucir este tuit antiguo, con la indudable intención de que se vea quién es realmente su autor.: https://twitter.com/jpurias/status/985952857865277442
Si ve maldad en Rosa Díez por los motivos que comenta, no cabe duda de que el malvado es él. Lo que procede a continuación es compadecer a sus alumnos.
Lo de ETA no es un movimiento separatista, sino terrorista. ETA es una organización criminal amparada por seres infames. Precisamente, Rosa Díez, que conoce bien el entorno etarra, ha tenido que llevar escolta, porque es de las personas que siempre ha estado con las víctimas y en contra de los terroristas. No es de las que están deseando ‘pasar página’ y olvidarse de todo, sino que sabe que la herida causada por el terrorismo a lo largo de tantos años debe ser cicatrizada convenientemente. Es una voz a tener en cuenta en este aspecto. A tener en cuenta, lógicamente, por las buenas personas. Para los canallas es un estorbo.
Los chicos de Alsasua’ como les llama este sujeto, a cuyos alumnos guarde Dios de él, afirmando rotundamente que no son terroristas, son unos sujetos que propinaron una paliza a cuatro personas indefensas, dos de ellas mujeres. La paliza fue por sorpresa, con gran superioridad numérica, inclemente y con el claro objetivo de amedrentar a la Guardia Civil para que se vaya del pueblo. En mi opinión personal, eso es terrorismo. Los jueces españoles se la han de coger con papel de fumar, porque en España en su día, y gracias a Felipe González y su cuadrilla de entonces, son legales cosas y partidos que no deberían poder serlo. Y estamos ahora en que esas fuerzas antisistema, incrustadas en el sistema, intentan por todos los medios que la justicia no prevalezca, incluso y sobre todo en instancias europeas.


lunes, 25 de marzo de 2019

Rufián y los estercoleros

Lo explicó muy bien Jonathan Swift: «Cuando surge un villano en el mundo se le puede reconocer por este signo: no hay estercolero en el que no hoce».
La última de Rufián, o quizá la penúltima, porque no para, consistió en ir a Alsasua, uno de los pueblos malditos que hay en España, en el que los bildutarras imponen su ley. Ha ido, como no podía ser de otra manera, a demostrar sus simpatías a esa multitud gallinácea que apalizó sin piedad a cuatro personas indefensas, dos hombres y dos mujeres, por la simple razón de que los hombres eran guardias civiles. Dos fueron las mujeres agredidas y además de forma continuada, la agresión no acabó con la paliza, sino que posteriormente siguieron los hostigamientos. Las feminazis, esas que se desgañitaban empujando a Juana Rivas hacia el abismo, en este caso no han dicho nada, y seguramente es mejor así. Las damas del actual gobierno tampoco. Rufián fue a Alsasua a ofender a las víctimas y con ellas a todos los demócratas. Un demócrata es alguien que respeta las leyes y, por tanto, a los demás ciudadanos, paga sus impuestos y vive de su trabajo. Hay mucho caradura al que no le importa hacer el mal, o el ridículo, con el fin de vivir a costa de los demás. Cuando un demócrata se dedica a la política, como es el caso de Karl Jacobi, propone soluciones.
Rufián puede ponerse en contra de las víctimas porque intuye que nunca lo será. Siempre estará en el lado de los que dan las palizas, no en el de quienes las reciben. Ese pensamiento le permite burlarse de las cuatro víctimas de los salvajes de Alsasua, que además ahora, como suelen hacer todos los malvados, quitan importancia a su bestial y multitudinaria agresión. ¿Podemos deducir que si llega a estar Rufián en el sitio también habría dado patadas a las víctimas cuando estaban en el suelo?

lunes, 25 de junio de 2018

La justicia no es lo que parece

Años atrás un Tribunal tuvo que absolver a un peligroso delincuente porque el sumario estaba pésimamente instruido.
La opinión pública no fue capaz de entender que por muy convencidos que estuvieran los jueces de la culpabilidad del reo no podían condenarlo sin pruebas. Con respecto a este caso, del que prudentemente no doy nombres, particularmente no me extrañaría nada que el juez instructor hubiera recibido algún tipo de premio por hacer un sumario que permitiera luego la exculpación. Ante la opinión pública este último quedó muy bien parado, a pesar de ser el culpable de que el otro quedara en la calle, y el Tribunal, que debió ser aplaudido por cumplir con su deber, siendo fieles al sentido de la justicia y rechazando la arbitrariedad, que nos pondría en peligro a todos, tuvo que sufrir las iras de la calle.
En estos tiempos que corren la situación es muchísimo más grave, y parte de la culpa la tiene el anterior ministro de Justicia, el infame Catalá, un baldón en el historial de Rajoy. Los jueces ya no pueden trabajar tranquilos, porque si no obedecen los dictados de la calle se dan a conocer sus nombres, sus domicilios, todo. La ley de Lynch ha vuelto. Y el personal que sale a la calle no se da cuenta de que esos jueces contra los que protestan defienden los derechos de todos. No puede ser que porque alguien diga una cosa otra persona vaya a la cárcel. Los hechos hay que probarlos. De no ser así nadie puede vivir tranquilo. Si los jueces han de soportar la presión de la calle y han de dictar sentencia con temor a la reacción de las masas, cualquier hábil manipulador puede hundir en la miseria para siempre a la más sana y bondadosa de las personas. Y viceversa, puede lograr la absolución de los salvajes de Alsasua.

domingo, 24 de junio de 2018

Ministro de Italia amenaza a Roberto Saviano

A estas alturas todo el mundo debería saber quien es Roberto Saviano, pero por si no fuera el caso, informo de que se trata de un periodista y escritor que ha tenido la valentía de contar cómo es la Camorra por dentro y cómo influye en la vida política italiana.
Está condenado a muerte, desde que lo hizo, por parte de la Camorra, por lo que tiene que vivir permanentemente con escolta.
Es un héroe, puesto que su acción es altamente beneficiosa, no sólo para Italia, sino para la humanidad entera, porque ha entendido perfectamente el mensaje de la vida: contra el mal no hay que callar. Cuando se asume cobardemente como algo inevitable se adquiere con ello la condición de cómplice. Y luego esos cómplices que en su cobardía ni siquiera se han enterado de que lo son protagonizan escenas como las que hemos visto a menudo en el País Vasco y el Cataluña y últimamente en Alsasua, en donde se manifiestan en favor de unos tipos infames.
También Ashraf Fayad defiende la libertad de todos, arriesgando su vida.
El caso es que un ministro de Italia ha amenazado a Saviano con retirarle la escolta, con lo cual demuestra un desconocimiento rotundo de los fundamentos de la democracia, un nulo respeto por ella y una incapacidad preocupante para entender los méritos de las personas.
En un Estado democrático el poder es del pueblo y los políticos lo tienen en usufructo, con la obligación de usarlo siempre en beneficio de los ciudadanos y no en el suyo propio. En ningún caso tienen derecho a usar ese poder de modo arbitrario y mucho menos poner en riesgo la vida de nadie. Roberto Saviano debe ser protegido, porque no se puede permitir que los malos obtengan la victoria. Eso también debería tenerlo presente el pueblo español, porque hay políticos que trabajan en beneficio de ETA.
'2016.Año bisiesto' 
'El Parotet y otros asuntos'

'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'Diccionario de elogios, piropos y voces galantes'
'Atlas del bien y del mal'



lunes, 4 de junio de 2018

Desacuerdo con la sentencia de Alsasua

No es necesario vivir en el País Vasco para estar al corriente del clima de terror al que se quiere someter a los guardias civiles que prestan sus servicios en la zona.
De hecho, la salvaje paliza que les propinaron unos tipos abyectos y cobardes a los dos guardias civiles y sus novias no sólo tenía como objetivo volcar la maldad de los agresores en las cuatro víctimas, sino también que sirviera de aviso a los demás integrantes de la Benemérita.
Los padres de esos despojos humanos que llevaron a cabo la repugnante acción deberían preguntarse avergonzados por la clase de crianza que han dado a sus hijos en unos seres abyectos y quizá ya sin remedio. Sobre todo si sus progenitores, como es el caso, en lugar de reconvenirles y explicarles que se han comportado muy mal los apoyan. Se han manifestado pidiendo justicia y han tildado de montaje lo sucedido.
Cualquier persona que conserve la sensibilidad sabe que lo sucedido es atroz. Un ser humano que se precie debe ponerse en el lugar de las víctimas y si lo hace debe comprender el terror que debieron sentir y que es posible que no olviden jamás y que, por tanto, les afecte para siempre.
Lo deseable habría sido que los jueces dejaran claro que no se puede intentar aterrorizar a nadie impunemente, porque los delitos tienen castigo.
En el País Vasco hay una serie de pueblos malditos, como Andoáin, Alsasua, Tolosa, Munguía, Beasáin, Mondragón, etc. en donde los demócratas tienen la vida muy difícil. Un Estado de derecho no puede permitir ese clima totalitario y cerril. Unas cuantas medidas ejemplares, siempre dentro de la ley, no estarían de más.
Esas personas que se manifestaron en favor de los agresores deberían saber que no llegan ni a la suela del zapato a los agentes de la Benemérita, que a cambio de un escaso sueldo prestan, arriesgando sus vidas, servicios inestimables a todos los ciudadanos. Incluso a los cerriles que se manifiestan en su contra.

miércoles, 16 de mayo de 2018

Testimonio aterrador

Cualquier persona bien intencionada que lea las declaraciones de María José, la novia de uno de los dos guardias civiles apaleados vilmente en Alsasua tendrá que convenir en que se trata de un testimonio aterrador que pone los cabellos de punta.
Estas declaraciones se pueden completar con las de otros testigos que dijeron que muchos llegaban, pegaban una patada y se iban. Ahora nos dice María José que esas patadas las daban en la cabeza, con odio y con saña. Claro que ella tuvo miedo, cualquier persona que conservara un gramo de decencia, de amor propio, lo habría tenido. Ella se le arrojó encima para protegerlo, pero ni por esas. Los ‘valientes’, entre comillas, claro, alsasuarras siguieron pegando. ¿Cómo se podía contemplar el ‘espectáculo’ sin decir nada, sin protestar, sin tratar de frenar la salvajada? Simplemente miraban, quizá dieron alguna patada también, y luego lo cuentan sin dramatismo, llegaba uno, daba una patada y se iba. Otros, en cambio, dicen que no vieron nada, que como mucho fue una pelea de bar.
Ahora hacen concentraciones en ese pueblo maldito, quizá para siempre, en que se ha convertido Alsasua, para pedir la libertad de los detenidos, por ese acto que a mí también me parece terrorismo, porque mediante él se pretende aterrorizar a los guardias civiles.
‘Justizia’ piden, escrito así, los concentrados, entre los cuales seguramente se encuentran muchos de los pateadores. Probablemente están muy satisfechos de su actuación y si lamentan algo será no haber dado más patadas o no haberlas dado más fuerte.
Yo también pido justicia, pero escrito en español. Justicia significa que se aplique la sentencia que corresponde según los hechos. Para que haya justicia hay que probar los hechos y evidentemente, porque ya se ha visto cuál es la catadura moral de los habitantes de ese pueblo, la mayoría de los testigos va a mentir, por lo que el juez va a tener un trabajo extra, pero esperemos que logre probar los hechos adecuadamente.

sábado, 15 de julio de 2017

Miles de personas en Pamplona

Se concentraron miles de personas en Pamplona en apoyo a los detenidos por la agresión a los guardias civiles y sus parejas en Alsasua.
Una de las frases del discurso que fue leído consistió en una crítica de “la satanización hacia nuestro pueblo”, crítica que no se sostiene, puesto que ese pueblo, o sea, la parte canalla de ese pueblo se sataniza solo, no necesita que lo haga nadie, como lo demuestra la propia concentración en defensa de unos cobardes delincuentes. Si quienes se manifestaron no fueran hijos de Satanás estarían avergonzados por ese hecho que, junto con la respuesta de los vecinos, ha demostrado que Alsasua es un pueblo maldito.
Esos portavoces, además, calificaron la cobarde y vil agresión en un hecho fortuito, con lo cual, una vez más, demostraron su catadura. Añadieron que se pretende machacar a la juventud, o sea, que aplicar la ley significa eso. Hay que ser borde para hacer semejante afirmación. Y acallar reivindicaciones completamente legítimas y con esto se da la razón a quienes califican la cobarde y vil agresión como un acto terrorista.
Los padres de los agresores están satisfechos de que sus hijos se hayan comportado con esa vileza y esa cobardía, con lo cual está clara la procedencia del ensañamiento y el ejemplo que han tenido en el transcurso de sus vidas.
Pero se refieren a todo un pueblo y eso es mentira. Yo conozco a un buen número de vascos decentes. Muchos de ellos se han tenido que ir del País Vasco, por el olor a gallina que tenían que soportar cada día. A veces vuelven y les da pena lo que ven por las calles, lo que oyen, lo que adivinan. Otros se han tenido que quedar, porque no tienen posibilidad de cambiar de aires, pero procuran, por todos los medios, no contaminarse.

miércoles, 22 de marzo de 2017

Podemos y la agresión de Alsasua

Si ETA, en su adscripción a la vileza, cometió una interminable serie de atentados, durante un periodo largo de tiempo, para los podemitas, con el coletas a la cabeza, los hechos no son tan graves, porque tenían motivaciones políticas.
Si un numeroso grupo de radicales agrede de forma cobarde y salvaje a dos guardias civiles de paisano y a sus novios, los podemitas, con el coletas a la cabeza, consideran que los agresores son víctimas.
Se refieren a la separación de poderes, como si fuera un ideal suyo, como si fuera algo que se da en Venezuela, pero luego no les importa situarse en contra de la ley, como en el caso de los infames agresores de Alsasua, que han ensuciado el nombre del pueblo para siempre, al poner de manifiesto cuales son los impulsos que laten en las entrañas de sus vecinos. La nobleza no cabe en ese pueblo, ni en Podemos. Hablan de la separación de poderes, pero ahora no aceptan que a los cobardes agresores se les juzgue por delito de terrorismo.
Hablan de la separación de poderes, pero se solidarizan con los golpistas que quebrantan las leyes, nunca les ha visto que exijan el cumplimiento de las leyes en el caso de los separatistas.
Monta la banda etarra su enésimo show y aprovechan los podemitas, con el coletas a la cabeza, para alinearse con esa reata de partidos impresentables que aprovechan cualquier ocasión para exigir el acercamiento de los etarras encarcelados.
Otras personas, con más sentido del honor y el decoro que los podemitas, piden en los mismos casos que los etarras acrediten su buena disposición colaborando con la justicia en la resolución de las centenas de casos que hay sin resolver.
Puede decirse que quienes esperen algo bueno de Podemos son unos incautos y se puede afirmar que la actitud de los agresores de Alsasua y de quienes les apoyan es nauseabunda.