Se
comenta en algunos corrillos que los académicos de la Academia
Valenciana de la Lengua que lo son también del Instituto de Estudios
Catalanes , están en este último para mejorar el currículo y
adquirir prestigio, mientras que en la primera ganan dinero.
Hay
que recordar que esta institución surgió porque Aznar necesitaba
los votos de Pujol para alcanzar la mayoría y esta fue una de las
contraprestaciones. Zaplana gobernaba en el Reino de Valencia,
denominado oficialmente Comunidad Valenciana, y ordenó a Camps y
González Pons que perpetraran el desaguisado. Todo eso por no
atreverse a aceptar al catalán como lengua oficial. De hacerlo,
hubieran ahorrado mucho dinero a los valencianos, porque hubiera
bastado con asumir las normas y dictámenes del Instituto de Estudios
Catalanes. Con esto, además, la labor de la casi centenaria Real
Academia de Cultura Valenciana se hubiera visto menos contaminada o
afectada.
En
la actualidad ya no hay excusa para mantener a la AVL. Hecha la labor
de zapa, prácticamente no hay diferencias entre ella y el IEC. ¿Por
qué hay que seguir gastando dinero en balde? Parece mentira que no
haya dinero para pagar a las farmacias o a los dependientes y sí
para mantener instituciones perfectamente prescindibles.
Para
postres, la fenicia AVL, demuestra su tendencia nacionalista, al
reclamar que se obligue a los estudiantes a aprender catalán. Ya se
sabe que el nacionalismo se ahoga en la democracia, puesto que no le
interesa la libertad. Necesita obligar, imponer, adoctrinar.
Esta
academia no sólo nos cuesta un dinero que hace falta en otros
lugares, sino que pretende que los estudiantes dediquen tiempo y
energía para aprender lo que ni les va ni les viene. Se vislumbran
tiempos muy difíciles y sería bueno que los jóvenes pudieran
prepararse bien para enfrentar lo que se avecina. No se les debería
distraer con historias que sólo interesan a unos cuantos
paniaguados.
Por
otro lado, Aznar, Pujol, Zaplana y Camps, ya no están, al menos
oficialmente, en la política. Lamentablemente, González Pons
continúa.
'El crimen de la calle El Salvador'
'Creciendo juntos'
'Iluminados y perversos'
'Cien palabras'
'La caída de Madrid'
'La muchacha de Catulo'
'Niños, adolescentes y redes sociales'
'El franquismo'
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