Ha
habido que soltar a unos cuantos etarras. No conviene olvidar que un
número grande de ellos no ha pisado nunca la cárcel, pese a haber
cometido espantosos asesinatos. El PP y el PSOE deberían pedir
perdón. De los partidos que ya ni disimulan su deslealtad más vale
no hablar.
También
hay que tener presente lo que tiene que pasar Pilar Elías, la viuda
de Ramón Baglietto, a la que el asesino de su marido puso una
cristalería en los bajos de su casa. El vecindario quiere más al
asesino que a ella. Y ni el PP ni el PSOE hicieron nada para impedir
o reparar tamaña afrenta. Mas vale no hablar de la actitud de los
partidos desleales.
Unos
sujetos, que han sido votados por mucha gente, esta misma semana, han
tildado como enemigo a Unamuno. Ellos, lógicamente, no saben quién
fue Unamuno. Tampoco saben que los enemigos son ellos. Y desconocen
que hay dos libros actuales en los que están retratados. Son Vidas
rotas y Mal
consentido.
El
PP y el PSOE han de pedir perdón por no haber sido capaces de
elaborar unas leyes que permitan luchar de modo eficiente con los
crímenes más atroces. Su electoralismo y su afán por parecer
buenos tienen consecuencias.
Hay
otros dos partidos que surgieron a causa de las incoherencias del
PSOE, que se mantienen firmes contra Eta y que no son capaces de
unirse.
Ciudadanos
surgió en primer lugar, y lo hizo porque el PSC, al abrazar el
nacionalismo, traicionó la causa socialista. Es el verdadero partido
socialista catalán. UPyD surgió a causa de la traición del PSE a
las víctimas del terrorismo. Este rechazo frontal a la banda etarra
hace que UPyD sea mejor valorada en el resto de España que en el
País Vasco, en el que nació.
Lo
que esperan los españoles que conservan alguna ilusión de estos dos
partidos es que inunden de generosidad el mundo político español.
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