Según
ese ministro que seguramente lo es por catalán, en la equiparación
de etarras con violadores salen perdiendo los primeros. Y añade que
esto es lo que evidencia la derrota de Eta.
El
ministro del Interior no sabe por donde va, y quizá esta era otra de
las condiciones para que lo hicieran ministro.
Los
violadores son terribles, es obvio, pero los etarras aún son peores.
Los etarras están en el escalón más bajo de evolución humana.
Quizá los violadores estén un pelín por encima. Y a mí me parece
que tanto a unos como a otros les da salir juntos que separados, lo
que quieren es salir, y de lo que se ríen es de la incompetencia de
la casta política, de la que el ministro del Interior es un buen
representante.
Que
este tipo, que cobra un buen sueldo y se pasea con una cartera en la
mano, nos quiera convencer de que Eta ha sido derrotada, es ofensivo.
¿Se ha mirado al espejo? ¿Se cree capaz de tomarnos el pelo?
Eta
ha conseguido muchas más cosas de las que podía soñar cuando
comenzó. Por
de pronto, muchos de sus asesinos están por la calle, alguno de
ellos incluso ha montado una cristalería en los bajos de la casa en
la que vive su víctima, y otros ni siquiera han sido descubiertos y
no es probable que este ministro catalán los encuentre. Y
encima en el País Vasco mandan los sucesores de Herri Batasuna. Cabe
poner aquí unos cuantos nombres: Pascual
Sala, Eugenio Gay, Luis Ortega Alvarez, Elisa Pérez Vera, Adela Asúa
y Pablo Pérez Tremps. No
hace falta explicar quiénes son, ni porque aparecen aquí. He
querido ponerlos, porque sería injusto que la gente los olvidara.
Como
diría un amigo mío, estos tipos son la hostia.
Cualquier
negociación con la banda asesina era un triunfo para ésta y una
traición al pueblo español. Y ha habido muchas. Eso
es lo que este tipo y otros como
él llaman 'la derrota de Eta'.
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