martes, 16 de septiembre de 2014

Si nombraran cardenal a Rahola

Por culpa del cardenal Sistach se van a condenar unos cuantos y el culpable último de que eso ocurra será el papa de Roma. Debería haberlo relevado tiempo atrás y prefiere mantenerlo. El papa anterior se conoce que también estaba conforme con él, y con otros de corte similar.
El pasado once de septiembre, el día en que los nacionalistas catalanes manifiestan su odio contra el resto de los españoles, colgó una enorme bandera catalana en la Sagrada Familia.
Si el papa de Roma cree conveniente que se predique y fomente el odio, porque eso hace que se acerquen más 'fieles' a los templos a rezar y poner dinero en el cepillo y decidirse a marcar la x en la casilla de Iglesia Católica, debería considerar la opción de Rahola.
En España hay más obispos y curas que fomentan el odio y lo aplauden y 'comprenden', de modo que no es una práctica infrecuente de la Iglesia Católica. Si sigue por ese camino, que inició tiempo atrás, es porque le va bien.
Las habilidades para el fomento del odio no son exclusivas de los hombres. Las mujeres tienen un gran potencial en este campo. Y de hecho, dentro de la propia Iglesia hay ejemplos. Hay monjas que en este menester dan ciento y vuelta incluso a obispos y cardenales.
Si la Iglesia aprovechara a las mujeres, nombrándolas incluso obispas y cardenalas, habría más afluencia a los templos. A mucha gente le gusta odiar.
Rahola, por ejemplo, es más joven que Sistach, tiene su público, predica el odio con mucha eficacia, es muy enfática, y además, si la nombraran a ella como sustituta de Sistach, Mas, el pobre Arturo Mas, compondría una carita de gozo cuya sola contemplación ya habría hecho que mereciese la pena el nombramiento.
Pujol acuñó una frase para la historia: Aixó es una dona. ¿Lo volvería a decir?

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