Supongo
que en ninguna parte del Evangelio, ni de la doctrina de la Iglesia
el odio es considerado como una virtud, sino más bien como un
sentimiento pernicioso..
Sin
embargo, Sor Lucía Caram arremetió con saña contra el cadáver aún
caliente de Emilio Botín. Los tuits que lanzó en contra suya
sonrojan, y queda la duda de si en su convento hay madre superiora,
porque sus comentarios bien merecen una buena reprimenda.
Botín
no me caía bien, ni me gustan sus métodos, pero una cosa es
criticarlo y otra vomitar odio contra él. De todos modos hay que
reconocer que por lo menos creaba empleo, y no como Carod Rovira, que
lo destruye y se procura los sueldos más altos que puede.
Porque
Sor Lucía Caram es una monja argentina, que quizá nos haya mandado
Cristina Fernández con aviesa intención, que dio en hacerse amiga
de Carod Rovira, el que fue en coche oficial a entrevistarse con ETA.
Dios los cría y ellos se juntan.
El
papa también es argentino, así que podría llamarla a Roma y si no
la quiere excomulgar, porque es compatriota suya, bien podría
mandarla a la mierda, o mejor todavía con el estilo de Boadella,
concretamente a la mierda, no vaya a ser que se confunda se dirija a
un lugar similar. De paso, el papa podría mandar al mismo lugar a
sor Forcades, Teresa Forcades, que también está llena de odio, y
para expresarlo no se quita la toca. Puede ir en vaqueros, pero la
toca la deja, para que sepan que es monja y que el Vaticano le
permite que actúe de esa manera.
Sor
Caram y sor Forcades y otros obispos y curas nacionalistas no están
muy lejos moralmente de esos fanáticos islámicos que rebanan
cuellos. Para la gente que odia la ley es el único freno.
1 comentario:
Yo también odiaba a Botín, pero ahora que está muerto le perdono. Sigo odiando a todos los banqueros de España a los que considero unos criminales, lisa y llanamente. Sus acciones han mantado y han arruinado a España y sobre todo a millones de españoles.
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