José
Luis Rodríguez Zapatero ganó las elecciones gracias al voto de los
catalanes. Se conoce que Pedro Sánchez quiere repetir la jugada, sin
darse cuenta de que esa es la puerta de la catástrofe, la trampa de
la que luego no podrá salir.
Habla
de Cataluña este guaperas que se ha aupado a la Secretaría General
del PSOE como si los catalanes no nacionalistas no formaran parte de
ella. Se ha rendido a los nacionalistas y resulta curioso que dado el
caso se refiera a la 'resignación', quizá porque con ello espera
que la gente no se dé cuenta de que el realmente se ha resignado es
el PSOE.
Con
Podemos hace lo mismo, critica su populismo, pero luego hace una
propuesta populista. Quiere cambiar la Constitución para garantizar
los derechos sociales más básicos.
Si
por huir de Rajoy hemos de caer en las garras de Pablo Iglesias o
Pedro Sánchez, lo tenemos claro. Menos mal que por ahí anda Rosa
Díez, que es una persona más seria, firme ante los nacionalistas y
ante los terroristas y que cuenta con el respaldo moral de Fernando
Savater y Mario Vargas Llosa.
Pedro
Sánchez no lee. Si lo hiciera que son muchos los que dicen que el
nacionalismo es intrínsecamente perverso. Y aducen razones muy
convincentes. Y sin embargo Sánchez aboga por hacerles concesiones,
sin tener en cuenta algunas cosas. a) Los nacionalistas no se
contentan nunca. b) Hacer concesiones a los nacionalistas es cometer
injusticia con los demás. c) Las concesiones que se hacen a los
nacionalistas nunca repercuten en la gente llana, sino que las
aprovechan los cuatro despabilados de siempre. d) los nacionalistas
oprimen. Obligan a aprender idiomas, a someterse al pensamiento
único, a tratar a seres despreciables como si fueran venerables.
En
consecuencia, quienes se sientan atraídos por la doctrina socialista
deberían votar a UPyD. El PSOE se ha convertido en un sucedáneo de
lo que debería ser.
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