Esas
son las palabras que le dedicó ese energúmeno
que sucedió en Venezuela al no menos energúmeno Chávez. Ambos,
Maduro y Chávez, tienen muchos seguidores en España, aunque
últimamente de modo un tanto vergonzante, aunque firme.
Lo
que le había dicho Rajoy, y lo hizo en la sede del PP, para
indicar que no hablaba como presidente del gobierno, es
que hay que respetar la libertad de expresión y el derecho de
manifestación. Muy
suave, como se ve. Más contundente fue Zeid
Ra'ad Al Hussein, Alto
Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, que
exigió la inmediata liberación de Leopoldo López y los demás
presos políticos.
Pero
este Maduro además de energúmeno es un burro. Si
alguien critica que exista la pena de muerte en Estados Unidox no con
ello falta al respeto a este país. Si
se critica que en Venezuela no se tengan en cuenta los Derechos
Humanos, no con ello se falta al respeto a Venezuela. Maduro
debería volver a la escuala a que le expliquen esto.
En
cambio, sí que es una falta de respeto lo que señala Covite,
esa
modélica asociación presidida por la sin par Consuelo Ordóñez, en
una carta que entregó al embajador de Venezuela, Mario
Ricardo Isea Bohórquez, en
la que figuran los nombres de casi cincuenta etarras que
se encuentran refugiados en el bello país caribeño y
que atienda las demandas de extradición del gobierno español.
Es
curioso que este tipo bigotudo y homofóbo, que
no duda en ofender a España y los españoles, que
magrea indecentemente la figura de Simón Bolívar, que
se inmiscuye en loa asuntos internos de otros países vecinos, que no
vacila a la hora de perjudicar los intereses de los ciudadanos
españoles, que acoge y ampara a terroristas y no respeta los
Derechos Humanos, tenga
tantos y tan vehementes defensores en España.
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