Alguna
vez me he referido aquí a un niño que está en peligro y que podría
ser salvado si hubiera un poco de humanidad en el mundo. Bastaría
con que la gente se concienciara del caso y eso mismo generaría una
presión social suficiente para hacer que se solucionara. Pero la
gente guarda su aparente solidaridad para casos como el del perro
Excálibur.
Y
digo que es aparente porque en buena parte de los solidarios esconde
un odio africano al PP, y el resto el desconocimiento.
En
el caso del contagio de Teresa Romero ha habido una cadena de
errores, quizá alguno de ella, y ninguno se debió producir. Pero
llegados a este punto alguien como Santiago Mas-Coma, autoridad en la
materia, consideró que es el sacrificio del perro es adecuado.
España
es un país en el que el odio es tan patente que muchos partidos
viven de explotarlo. El PP no es un partido que explote el odio, como
no sea en contra suya. Lo de algunos del PP es abusar de la gomina.
Pero
es que también hay muchos ricos, que actúan con la prepotencia de
los ricos, que se cuelgan la etiqueta de izquierdistas y con eso se
les perdona todo.
Si
los partidos políticos realmente estuvieran al sericio de la
sociedad, en lugar de servirse del odio para alcanzar cotas de poder,
tratarían de averiguar por qué hay tanto y pondrían los medios
para erradicarlo.
En
lo que respecta al ébola, que es el motivo por el que se ha
sacrificado al perro, y no es el único que se sacrificó ese día,
cabe aventurar que será vencido fácilmente, y porque los políticos
españoles sean buenos, sino porque los profesionales españoles de
la salud son de los mejores del mundo y porque en España no se dan
las condiciones para que este virus pueda expandirse fácilmente.
Cabe
esperar que Teresa Romero, la dueña de Excálibur, se reponga
totalmente.
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