Consiste
en que si Arturo Mas hace la trampa de adelantar las elecciones para
convertirlas en plebiscitarias, tras haber llegado a un acuerdo con
otras formaciones políticas antidemocráticas, lo que deben hacer
los partidos políticos que sí que asumen las reglas de la
democracia es no concurrir a ellas.
Con
ello quedaría en evidencia ante el mundo entero lo que ocurre en
Cataluña, en donde hay partidos políticos que se pasan por el forro
todas las leyes, salvo las que ponen ellos mismos, muchas veces
abusivas y de dudoso encaje en la Constitución.
Propone
además Pericay que esos partidos que sí respetan el ordenamiento
jurídico vigente, promuevan la abstención activa entre los
ciudadanos. No se puede participar en un fraude ni en broma,
concluye.
Es
cierto esto, ser parte de un fraude, es una estafa hecha a los
ciudadanos, aunque muchos de ellos estén de acuerdo con él. La
constante y tenaz labor de intoxicación y engaño, llevada a cabo
por los partidos nacionalistas, algunos de ellos tan inconsecuentes
que además pretenden ser de izquierdas, ha dado como resultado la
catastrófica situación actual. Los nacionalistas han aprovechado
todas las ventajas que se tienen otorgadas precisamente en la
Constitución que desprecian y las coyunturas favorables que se les
han venido presentando como consecuencia de las ventajas citadas
anteriormente.
El
PP y el PSOE no sólo no han sabido impedir esto, sino que lo han
estimulado, financiado y consentido a lo largo del periodo
democrático. Tampoco han sabido frenar la corrupción propia de los
partidos de índole dictatorial, como son los nacionalistas, porque
ellos también tienen la suya. La situación es tan mala que éramos
pocos y parió la abuela, es decir, surgió Podemos. Y todavía puede
empeorar la cosa.
La
cuestión es que no parece probable que los partidos a los que va
dirigida la propuesta la atiendan. Aquí cada uno va a lo suyo.
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