viernes, 2 de febrero de 2018

Las cuentas de Trapero

No son, ni pueden ser, como las del Gran Capitán, que fue un héroe. Trapero de caganer no pasa. Algo chulo sí parece, pero esta chulería también puede significar que acepta los cargos que hay contra él, puesto que en lugar de defenderse vino a culpar al Secretario de Estado de Seguridad, al CNI y a la Policía.
Será todo un espectáculo verlo asentir cabizbajo a los cargos que el fiscal vaya desgranando contra él en el juicio.
No sería el primero de los golpistas que llorase, si lo hiciese, ni tampoco sería extraño. Estos tipos son muy duros cuando creen que tienen la sartén por el mango, pero se les va todo el ardor cuando se dan cuenta de que no es así. Entonces recuerdan que existe la piedad y piden para ellos la que no tuvieron con sus víctimas, porque los golpistas a lo largo del tiempo han ido generando muchas.
Dicen que lloró a lágrima viva Forcadell, esa aguerrida independentista que señalaba enemigos y aseguraba que no acataría a los ‘tribunales españoles’, pero luego, puesta ante un tribunal se convirtió en María Magdalena, imploró a la juez que no la encerrara y se abrazó luego a una funcionaria. ¡Pobre Forcadell! Pero si previamente ha señalado enemigos luego debería arrostrar las consecuencias.
Pero si a las primeras de cambio ha meditado tanto y se ha arrepentido de todo, habrá que ver cómo le sientan los años de cárcel que le van a pedir si finalmente es condenada, porque ellos, los golpistas, que siempre tienen la palabra democracia en la boca, deberían saber que la impunidad sólo puede darse en las dictaduras.
Por otra parte, Trapero parece tener un porvenir en el que esa chulería de salón que exhibe a veces tendrá pocas posibilidades de mostrarse. Acató su destino en su día, quizá porque es tonto, acaso porque es torpe, y ahora está contando los días que faltan para que llegue.


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