Desconozco los entresijos del cine, pero
se me hace muy cuesta arriba suponer que lo que cuenta Susan Sarandon
hubiera podido ocurrir con otras actrices.
En España, por ejemplo, en pleno apogeo
del machismo, no creo que ningún actor de las películas en las que
hubiera intervenido ella hubiera podido cobrar más que Sara Montiel.
Incluso estoy seguro de que cobraban bastante menos. También creo
muy probable que en la mayoría de sus películas la retribución de
Sofía Loren sería superior a todas las demás. Por otro lado, ¿a
alguien se le ocurre pensar que Liz Taylor consintiera en cobrar
menos de Richard Burton? En resumidas cuentas, debe de haber un buen
ramillete de actrices que, por lo general, hayan cobrado más que los
actores.
Las cosas, para poderlas apreciar, hay
que verlas en su contexto. En el caso que cuenta la actriz citada al
principio, Susan Sarandon, en el rodaje de la película ‘Al caer el
sol’ trabajaban con un tipo de contrato según el cual los actores
tenían que cobrar lo mismo que el que más y ella se dio cuenta de
que eso sólo se aplicaba a los hombres y quiso reclamar. Hay que
entender que, como ocurre en las películas, se haría así por
motivos comerciales: en ese caso, quienes llevarían más público a
las taquillas serían ellos. Entonces, dice la protagonista de la
historia, Paul Newman tuvo el caballeroso detalle de cederle parte de
su sueldo, para que los dos cobraran igual. Lo cual significa que la
demanda de ella no podía prosperar de ningún modo, porque
seguramente no habría ninguna cláusula en el contrato que lo
permitiera, quizá la empresa pudiera alegar que esa igualdad de
salario se refería a los actores principales, lo cual redobla el
valor del caballeroso gesto de Paul Newman, y también el de Susan
Sarandon por contarlo.
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