miércoles, 14 de marzo de 2018

Gandhi y los catalanes

Me permito recordar que distingo entre catalanes y catalufos y que este último término no es invención mía, y hace referencia a la afición que tienen los nacionalistas a los inventos, las mentiras, las quimeras, o sea, que tienen algún tipo de similitud con los aficionados a la ufología. Los catalanes, lógicamente, son los sensatos, los respetuosos con la ley, los demócratas, los que se pueden incluir en Tabarnia.
La cuestión es que en la manifestaciones independentistas suelen utilizar como eslogan un pensamiento de Gandhi, como si lo arrojasen a la cara de quienes se les oponen: «Las leyes injustas no deben ser obedecidas». Eso es un alarde de ignorancia malintencionada, porque los compatriotas de Gandhi no habían intervenido en la redacción de las leyes por las que se les regía, ni las habían votado, mientras que los representantes de Cataluña sí que intervinieron en la redacción de la Constitución y luego los catalanes la votaron mayoritariamente. Según un estúpido argumento, los catalanes actuales no la han votado, pero es que en ningún lugar del mundo se vota la Constitución cada diez o quince años.
Por otra parte, Gandhi jamás podría haber estado a favor de los secesionistas, habida cuenta de que era pacífico, mientras que los nacionalistas necesitan de la violencia física o moral, si no tienen capacidad para obligar, imponer, prohibir, violentar a los disidentes, no son nadie.
Si en lugar de imponer su criterio por todos los medios a su alcance se hubieran limitado a intentar convencer, sin coacciones ni violencias de ningún tipo a estas alturas ni siquiera tendrían representación parlamentaria. Habrían desaparecido.
Los nacionalistas incitan al odio, Gandhi dijo esto: «Dios no ha creado fronteras. Mi objetivo es la amistad con el mundo entero». De modo que no tienen ningún derecho a citarlo y mucho menos a hacerlo de modo torticero.

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