El buenismo viene de lejos y la tontuna
es contagiosa. Esa necesidad de parecer bueno y sobre todo de
creérselo, que es menos trabajoso que intentar ser bueno, que
implica renuncias y sacrificios, llevó a que en la Constitución
brotase esa norma que dice que las penas de cárcel han de estar
orientadas a la reinserción.
Pero si el interesado no quiere
reinsertarse, ¿qué? Otegui, sin ir más lejos, jamás ha dado
muestras de arrepentimiento, ni prácticamente ningún etarra, ni
tampoco cualquiera de los asesinos de similar atrocidad.
Curiosamente, la cadena perpetua es la
que más induce a la reinserción, porque obliga a quienes la
cumplen, en los países democráticos en los que está vigente, a
plantearse si lo que hicieron está bien o mal y si mereció la pena.
Los etarras que cumplen condena en las
cárceles españolas se sienten respaldados por el resto de etarras y
también por todos esos cómplices suyos que los consideran héroes.
La cuestión es que el legislador debe
buscar el bien de la sociedad. Está muy bien que se den facilidades
y se ayude a quienes quieran ser reinsertados y se esfuercen en ello,
pero hay que tener en cuenta que la decisión ha de ser suya, o sea
de ellos. Hay crímenes horrendos a cuyos autores se les prevé de
antemano una muy difícil, sino imposible reinserción. Con la cadena
perpetua nos habríamos ahorrado, con total seguridad muchos
atentados. Los etarras presos, con el fin de obtener beneficios que
les evitaran esta condena habrían colaborado en el esclarecimiento
de los atentados pendientes de aclarar. Habríamos evitado también
las ignominiosas negociaciones del gobierno español con la banda y
las bochornosas huelgas de hambre que han llevado a cabo algunos
sanguinarios terroristas. No habría sido necesario dispersar a la
banda. Los admiradores de los etarras se quedarían con las ganas de
hacerles homenaje cuando salieran.
Si algún etarra que cumpliera cadena
perpetua lograra convertirse en persona se le podría aplicar el
indulto.
'2016.Año bisiesto'
'El Parotet y otros asuntos'
'Diario de un escritor naíf'
'Yo estoy loco'
'Valencia, su Mercado Central y otras debilidades'
'1978.El año en que España cambió de piel'
'La piel del deseo'
'Alicia lo sabe'
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